viernes, 17 de septiembre de 2010

MUCHO POR CAMBIAR, TODO PARA TRANSFORMAR


En este último tiempo hemos presenciado a diversas instancias de la estructura pública del estado chileno, como también de sectores privados, entremezclados, haciendo fervientes llamados para festejar con alegría y a ciegas lo que han llamado bicentenario, bajo preceptos ultra nacionalistas, sin un mínimo de consideración y respeto a otras verdades y realidades de estas tierras, que tienen argumentos de sobra para sentirse distantes y disidentes a esta celebración uniforme y homogenizante que se intenta imponer.

La celebración que desde el poder se promueve de 200 años es para festejar a un estado patriarcal, genocida, explotador, colonialista, unicentrista, etnocentrista, capitalista mercantil, antidemocrático, oligárquico, policial, lo que para nada es el reflejo verdadero de los Pueblos que conviven en este País llamado Chile, quienes en su gran mayoría han tenido que soportar el fomento de las desigualdades sociales, exclusión, avasallamiento, discriminación y racismo.

Llamar a festejar así, estableciendo la relación que Un Estado es igual a Una Nación, la chilena, es anclarse a doctrinas arcaicas y violentistas y es a su vez negar la pre existencia en miles de años de los Pueblos originarios en este País, ocultando las invasiones, los despojos territoriales y las violaciones de derechos cometidos por el estado, con crímenes de lesa humanidad.

Del mismo modo, consideramos que No es posible dejar de lado la visión y cosmovisión ancestral basada en el Buen vivir, en la relación integral y de respeto entre seres, con los diversos elementos de la naturaleza y con el cosmos, filosofía de vida que toma cada día más sentido y vigencia frente a un modelo instalado en el seno del estado chileno basado en la destrucción, depredación, depravación, bajo los cimientos del capital, la sobre explotación , el materialismo, y que ha traído daños enormes a la salud mental, física, espiritual y social de muchas familias, siendo las más vulnerables mujeres y niños.

En estas fechas, dimensionamos que una gran cantidad de integrantes de los Pueblos que coexisten en Chile, principalmente popular chileno, aprovecharán estos días para desprenderse del yugo explotador, para recrearse fuera de los abusos y los atropellos, para compartir, para reencontrarse con los seres queridos e incluso recrear institucionalidades sociales propias del mundo rural chileno como la chingana, esa de un Chile más profundo que es mucho más que la de un estado controlado por oligarquías violentistas. A ellos, a ellas, les decimos en estos momentos con absoluto respecto, que miren más allá del consumismo y las ofertas que les presentan, que vean por sobre toda esa simbología hueca que les presentan y que aprovechen estos momentos de esparcimiento para reflexionar sobre lo que realmente ocurre en nuestro entorno y preguntarnos ¿Representa realmente este estado a los Pueblos de Chile? ¿Se respetan nuestros derechos a decidir libremente el cómo queremos vivir? ¿Es esto lo que queremos, necesitamos y pretendemos heredar?

Este llamado se hace, principalmente en atención y consideración a la crítica situación humanitaria que enfrentan numerosos presos políticos Mapuches en huelga de hambre en diferentes cárceles del centro sur de Chile.

Asimismo, a través de este manifiesto, conminamos a quienes dicen representar los intereses de la ciudadanía en sus diversas expresiones, a poner fin a la negación y exclusión de estas realidades indicadas anteriormente, a asumir el rol que les corresponde para poner fin a la violencia y racismo institucionalizado, terminar con las prácticas de sistemáticas violaciones de Derechos Humanos, como asimismo, para proteger efectivamente el medio ambiente, no avalando actividades industriales neo coloniales, destructivas y contaminantes que tanto daño vienen haciendo.

En este llamado Bicentenario levantamos nuestras voces para seguir avanzando por los caminos que abren a nuevas realidades, a nuevas propuestas de vida y comencemos a celebrar cada acto de justicia que se obtenga. En este llamado Bicentenario decimos: Mucho por cambiar, Todo para Transformar.

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