THE DISSENT OF MAN

¿Cómo superar tres décadas de carrera y seguir profesando vigencia sin pecar de tomas cansinas? Claramente no es sencillo estar en los zapatos de unos dinosaurios de la estampa de Bad Religion, combo que conoce hasta la saciedad los altos y bajos. Quizás, “New Maps Of Hell” no alcanzó la majestuosidad de “The Process of Belief” (2002) y “The Empire Strikes First” (2004), muestras que cimentaron el ascenso creativo que trajo consigo la llegada (tras años de distancia) del hijo prodigo, Brett Gurewitz y los nuevos aires obsequiados por el talentoso percusionista, Brooks Wackerman. Ahora, degustando el decimoquinto álbum de la banda, las piezas parecen estar más conectadas que nunca e incluso podemos ver al subvalorado predecesor editado el 2007 como una transición que ahora cuenta con un inmejorable enlace.

“The Dissent of Man” es el saldo del constante aprendizaje. Punk rock de alto perfil académico. Como es costumbre, Brett Gurewitz y Greg Graffin asumen la autoría de todas las canciones del largo, esta vez acumulando dentro de su glosario sónico composiciones próximas al classic rock con cuidadas coberturas a solos y denominaciones proclives a la americana. Situándolo con algún trabajo pasado, este disco puede rememorar los anhelos experimentales de Recipe for Hate (1993), uno de los capítulos de esa extraña travesía que Bad Religion tuvo en los terrenos multinacionales.

Chequear o referirnos a la urgencia y adrenalina transmitida en ‘The Day the Earth Stalled’, ‘Wrong Way Kids’ (relectura total a los días de “Against The Grain”) o ‘The Resist Stance’ por lucir las mismas credenciales que los transformaron, hace al menos dos décadas, en puntales del hardcore melódico, no es el plus que nivela el disco número quince de los californianos. El atractivo principal son las flamantes miradas que hay en cuerdas y armonías vocales que logró condensar el binomio Graffin-Gurewitz en esta oportunidad.

Tras años como seguidor, Mr. Brett finalmente refleja de forma explícita en un disco de Bad Religion su amor por Bruce Springsteen y esa capacidad de captar un amplio repertorio de estados anímicos. Las compactas sonoridades de ‘The Devil In Stitches’ acercan a la banda como nunca a “The Boss”. También, y aunque a muchos les suene a disparate, no me cabe la menor duda que el rotundo éxito obtenido por The Gaslight Anthem tuvo mucho que ver en esta interesantísima intervención artística.

‘Cyanide’ continúa con el fervor clásico por su hedor profundo a The Kinks y angelicales líneas vocales (pasadas a The Mamas & The Papas y The Byrds). La dinámica de ‘Only Rain’ la destaca como lo mejor que ha facturado la banda en mucho tiempo, principalmente por llevar, a rienda suelta, todos los créditos de esta reivindicación inmortalizada a partir de “The Process of Belief”: creaciones de intrínseco potencial hímnico.

Si el soporte lírico del set, en los últimos tres discos, fue parido con el sustento de los anticuerpos hacia la ignorancia, la dictatorial influencia de la religión y el conservadurismo, acá lo encontrado es una pieza mucho más interiorista y madura. Menos política y mayor introspección por parte de dos músicos que ya se aproximan a las cinco décadas de vida.

Aunque parezca odisea, Greg Graffin sigue superándose en cada trabajo como letrista, compositor y cantante. Obviamente, el hecho de poder condensar su afición hacia el country alternativo en su faceta en solitario, podar soltar la pluma como escritor y recrearse como docente de ciencias en la Universidad de Los Angeles, le otorgan un bagaje sobre la media para seguir creciendo en todas las áreas posibles. ‘Ad Hominem’ añade todo este aprendizaje con medios tiempos a gran nivel.

‘Someone To Believe’, perfectamente podría ser un tema de Social Distortion. Con certeza, que Brett esté trabajando en el nuevo disco de Mike Ness y compañía (flamante adquisición de Epitaph) tuvo su peso en este pasaje. Así, con la más mínima señal de agotamiento ni intención de dejar el rock, Bad Religion regala a su fanaticada “The Disssent of Man”, trabajo que impone sus propios términos, sorprende y muestra a un puñado de veteranos que, con todo este lustro de años al servicio del género, aún pueden reinventarlo a su antojo y salir airosos. Así son los líderes.




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