domingo, 19 de diciembre de 2010

DESAMANECER


Es cierto que Carlos Cabezas es poseedor de un estilo sólo atribuible a su persona, ya sea con los Electrodomésticos o en sus escasas entregas como solista. Y, en realidad, es bueno que así sea. Es bueno que exista un Carlos Cabezas en medio de la autocomplacencia de un medio que se limita a imitar, en varias ocasiones, modelos preconcebidos.

La lástima es que “Desamanecer” llega tarde, en el sentido de que aparece a más de una década de la anterior experiencia en solitario de una de las mitades de Electrodomésticos (eso, descontando su participación en la banda sonora de “El Chacotero Sentimental”, el año 1999, y un disco de mantras (2007)). No obstante, hay condicionantes en las que el tiempo no deja huella y, en este caso, eso se aplica a lo nuevo de Cabezas.

Basta con escuchar ‘Al saber de ti’ para reconocer que nos enfrentamos a un disco cien por ciento de Carlos Cabezas: líricas que rozan en lo onírico, a raíz de situaciones comunes, y una lectura bajo un prisma muy particular, del rock de autor. Lo mismo acontece con la genial ‘Antes de la guerra’, que da un primer atisbo de hasta dónde puede llevar Carlos Cabezas los límites entre la canción tradicional y su propia estética de composición.

‘Desaparecer’, por otro lado, es más clásica. Me da la impresión que Cabezas se da un respiro y se la juega mucho más por los arreglos, que son bellísimos. Y, creo, es ahí donde reside la mayor fuerza de ese surco: en lo preciosista de ellos en beneficio a las formas compositivas de Cabezas. Todo lo contrario a la genial ‘Pudo Pedro’, una lectura muy del músico a formas tradicionales chilenas en la que mezcla el tribalismo y percusiones con secciones electrónicas y más “de canción”, aunque con el tratamiento de Cabezas. Realmente, una verdadera obra de arte.

El autor regresa a las formas más clásicas (y de verdad muy clásicas), con el pop de ‘Por última vez’. El tema demuestra la versatilidad de Cabezas, que hace propios elementos más comunes, como en este caso que es un corte derechamente tradicionalista en cuanto a sonidos e incluso, en la lírica.

Y ese viaje a sonidos más convencionales sigue con la potente ‘El viaje’, otra poderosa muestra de la amplitud de sonidos que maneja el compositor. En este caso, la mezcla de rock de alto vuelo, casi “zeppeliano”, con arreglos de bronces que entregan un sabor distinto, más “completo”, a falta de una mejor definición.

El Carlos Cabezas más “reconocible” (si es que es posible decir eso) aparece con ‘Aire claro’, un surco con la impronta del compositor, esa que es apreciable desde Electrodomésticos hasta ahora. Asimismo, ‘Cada vez que te vi’ también es otra muestra de la facilidad del autor de pasearse por distintos discursos sonoros y hacerlos suyos sin esfuerzo.

La veta más poderosa de Cabezas regresa con ‘Polvo’, tema que recoge influencias industriales, pasadas por el filtro del autor, y entrega una de las mejores composiciones tanto a nivel de musicalidad como en términos de letras, en las que Carlos Cabezas desata sus mejores versos; menos potente, pero igualmente reconocible, es ‘Tengo fe’, una “balada” construida con todos los elementos que son atribuibles al músico.

El cedé cierra con la onírica ‘Yo me despido’, una suerte de corte “mantra”, si es que se le puede llamar así, en el que la instrumentación en clave oriental acompaña los versos siempre ricos de Cabezas. Diría que, en un registro como este donde se abrazan una infinidad de estilos y formas de comprender y aprehender a la música. Es por este motivo que ‘Yo me despido’, que paradojalmente es el corte que cierra el disco y, al mismo tiempo, fue la última composición para este trabajo, de una forma engloba a las otras diez composiciones restantes.

Pero lo más destacable de “Desamanecer” es cómo Cabezas logró plasmar toda su experiencia (y experticia) en un formato tan compacto y presentar un trabajo que es, al mismo tiempo, variado pero homogéneo en cuanto a la estética del propio autor, casi como una suerte de disco conceptual que, en este caso, me apresuraría en catalogar como “confesional”. Como sea, Cabezas sigue demostrando su innegable sentido del riesgo estético, de la búsqueda musical constante y, con “Desamanecer”, no sólo logra el objetivo. Además, sale más que bien parado de la empresa.



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