domingo, 17 de abril de 2011

WASTING LIGHT


Dijeron que venía rockero, crudo y que había sido grabado con tecnología análoga e instrumentos de vieja guardia en el estudio casero de Dave Grohl. Pero nadie, ninguno de ellos, advirtió sobre la verdadera excepción de “Wasting Light”: que aquí no hay una sola canción que califique como de relleno. Si el séptimo de Foo Fighters no está entre los dos mejores discos del conjunto, entonces pega en el palo. Porque desde “The Colour and the Shape” (1997), o desde “One by One” (2002) para los menos exigentes, que esta banda no despachaba una colección tan sólida, tan bien tocada y tan llena de buenas canciones.

Más aún: frente a la auspiciosa oferta disponible, la elección de ‘Rope’ y ‘White Limo’ como los dos primeros sencillos, parece incluso algo discutible considerando que otras como ‘Arlandria’, ‘Back & Forth’ y ‘These Days’ pudieron perfectamente haber salido a la cancha a defender los colores de “Wasting Light”, un disco que, a propósito de su nombre y para que le quede claro a los más rockeros, no adhiere a la política del ahorro energético. Al contrario.

‘Bridge Burning’, la primera de once cortes en la lista, parte con uno de esos redobles que están tocados como si se te estuviera yendo la vida y marca el tono de un disco que no se casa con ninguna época de la banda, pero que remite a todas ellas. Precisamente, la melodía que abre el disco, recuerda el perfil más oscuro y garajero del debut de 1995, y ‘Arlandria’ tiene esa dosis perfecta entre coro de estadio y energía rockera que definió el cancionero de “The Colour and the Shape”. Sin duda, el coro de esa canción vale por un par de discos enteros como “Echoes…” (2007), donde Foo Fighters extravió esa vocación pop, un rasgo que siempre caracterizó a un tipo como Grohl que debutó en el hardcore y triunfó en el grunge, pero que se crió escuchando a gente como Kiss, Cheap Trick y Boston.

‘Arlandria’ es la primera de tres melodías que están ubicadas justo en la medianía del disco y que completan otras dos que también están destinadas a convertirse en clásicos del grupo: ‘These Days’ es una de ellas y se deja escuchar con una energía casi juvenil y una letra encaradora: “Es fácil para ti decirlo/ a ti nunca te han roto el corazón (…) pero uno de estos días / tu corazón se detendrá / y dará su último latido”, canta Grohl, antes de uno de esos coros tan adherentes como agitados.

Ya está dicho: “Wasting Light” remite a varias épocas del conjunto y, siguiendo esa lógica, el momento más reflexivo y menos estridente viene en ‘I Should Have Known’, una suerte de segunda parte de ‘February Stars’, donde participa el bajista Krist Novoselic, antiguo compañero de Grohl en Nirvana. Aquí hay un clima de introspección y de vocación épica (uso de mellotron, intro de cuerdas, largo coda) y, sobre todo a partir de una letra que, según las interpretaciones de varios, aparentemente alude a Kurt Cobain. “Debí haberlo sabido / pero no estaba dentro tuyo / debí haberlo sabido / la mierda en la que nos estábamos metiendo”. El cierre es con Grohl forzando al máximo su garganta y de fondo un sonido épico y demoledor, que es la mejor prueba de que el hombre que está detrás de las perillas es nada menos que Butch Vig.

Dave Grohl está en un momento de gloria y se nota. Su mejor disco en años, demuestra que su banda sigue sonando urgente y, lo mejor de todo, es que hereda un puñado de nuevos éxitos y deja la nítida sensación de que estos tipos, a pesar de sus 16 años de carrera, aún la pasan bien con lo que hacen.



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http://www.mediafire.com/?q42n82rj23dnw81

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