domingo, 9 de octubre de 2011

PORTAMENTO


Nada de descansos. El tiempo apremia y se necesita estar ocupado para producir. O quizás las ideas quedaron flotando en el aire y sólo había que tomar un pequeño respiro para ingresar nuevamente el estudio. La cosa es que The Drums esperó apenas algo más de un año para mostrar su segundo largaduración: Portamento.

El conjunto oriundo de Brooklyn no la tenía fácil. Su debut homónimo experimentó sólo buenas opiniones en todos lados. Y los méritos no eran fruto de algún febril hype, pues en un ambiente donde cada día aparecen bandas que intentan colgarse al post punk y new wave emergido a principios de los ’80, The Drums pudo brillar con luces propias como consecuencia de aquella placa. Lograr el mismo impacto con la segunda obra era una bonita meta, sin muchas dificultades de alcanzar, aparentemente.

Sin embargo, algo tiene la docena de canciones de esta obra que no logra convencer del todo. Las canciones están bien. Hay muestras increíbles como ‘Days’, o la invitación indeclinable a la pista de baile que nos ofrece el también single ‘Money’, o el ornamentado electrónico que exhibe ‘Searching For Heaven’. La voz de Jonathan Pierce permanece en el rango ideal para la música que impone el grupo. De buenas a primeras, es una placa que logra pasar la prueba con la frente en alto.

La sospecha aparece después de escuchar todo, de punta a cabo. Portamento, más que un nuevo paso o una continuación -algo que, superficialmente, no guarda inconveniente alguno- deviene en un producto total que amenaza su propia integridad, terminando por aburrir. Muchas de sus canciones guardan un parecido abrumador con su antecesor, lo que puede confundir un poco en el resultado final. No son creaciones que estén al debe, y seguramente gustará mucho a sus fans. Pero esa característica, al ponerla en la balanza junto al homónimo, sale perdiendo.

Portamento cumple, y mucho. Las canciones muestran una suficiencia que hablan de la rápida adaptación del grupo en el estudio al momento de grabar. Habla de una identidad ya asumida. Pero la ansiedad de tener material recién salido del horno en un transcurso de tiempo tan escuálido a veces juega en contra. The Drums se la jugó para mantener la atención justamente adquirida con su aplaudido primer conato. En materia musical, impecable. Pero quizás no fue el momento adecuado.



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