domingo, 6 de mayo de 2012

BLUNDERBUSS


Hay algo seguro en la carrera discográfica de Jack White: ninguno de sus proyectos guarda similitud con su trabajo anterior y posterior. Lo que sí se ha impuesto siempre es su leit motiv, la búsqueda de la dificultad, que es prácticamente una obsesión para el hombre. Visto desde afuera, su mayor obstáculo era dejar atrás todo lo que tuviera que ver con The White Stripes, cuyo término hace poco más de un año dejó miles de huérfanos, ya que él mismo guarda con nostalgia esa década de historia; por lo que aparecería el verdadero Jack White, el músico sin la careta del grupo de turno. Pero, en realidad, “Blunderbuss” continúa alimentando al “mito” que él mismo ha construido tan cuidadosamente: no hay un verdadero Jack White, son muchos.

El Jack White de “Blunderbuss” viene cargando una mochila llena de expectativas. Se hablaba de este proyecto solista desde que comenzó a desmembrarse en diferentes proyectos y sí consiguió aventurarse en diversas manifestaciones solistas, pero ninguna de ellas (su paso por bandas sonoras y algunas reversiones) marcó un precedente exacto para este álbum. La primera muestra, ‘Love Interruption’, fue alabada y vilipendiada, pero ahí yacía un gran sobreviviente, el lado oscuro de Jack: “Quiero que el amor mate a mi propia madre y llevarla a alguna parte como el infierno u otro lugar allá arriba”. Maldiciones disfrazadas de melodías. Adiós a la inocencia infantil de los Stripes.

El inicio de ‘Missing Pieces’ marca la línea estilística de “Blunderbuss”, con mucho teclado (cuyo único antecedente es "Get Behind Me Satan") y un solo de guitarra inconfundible de White, que comienza la historia dando una mirada al amor obsesivo. ‘Sixteen Saltines’, por su parte, un engañoso segundo single, presenta al White más rockero, crudo hasta los huesos y celoso hasta decir basta, “cuando estoy solo, no puedo pensar en nada más que en un chico que quiera tocarte”. ‘Sixteen Saltines’, musicalmente, es el tema con que se podría definir al White hasta The Raconteurs y que aquí hace esta única aparición. No más guitarras estruendosas y es que, también dentro de esta multiplicidad de roles, White se destaca por no darle el gusto al público.

De todas maneras, en ‘Freedom at 21’se acerca a lo que ha ofrecido en The Dead Weather, sin cerrar en definitiva algunos capítulos de sus historias anteriores, como sí se entendió con la salida de ‘Love Interruption’, el siguiente track, donde White opta por una guitarra acústica en la tradición de Robert Johnson y por contar con el apoyo de una banda totalmente femenina, encabezada por la voz de Ruby Amanfu y con el soporte de la baterista de Autolux, Carla Azar, la pianista Brooke Waggoner, la guitarrista Olivia Jean y la bajista Bryn Davies. Ya se sabe, la melodía no necesariamente trae un bello relato atrás, tal como ocurre también en ‘Hypocritical Kiss’.

Desde ahí en adelante, Jack sigue mostrando cuán versátil puede ser aún moviéndose dentro de sonidos clásicos, nada posterior a los ochenta, una filosofía que también han adoptado The Black Keys. Está el country soul del tema homónimo, una clara influencia de su vida en Nashville, Tennessee, y asegura aquella idea en que dice que no está dispuesto a complacer: “hacer lo que ustedes quieren nunca está en el menú”; recoge también aquel sonido de Nashville en ‘Hip (Eponymous’ Poor Boy’ y, por supuesto, ‘I Guess I Should Go to Sleep’. ‘Weep Themselves to Sleep’ es otra muestra de la batalla en que un instrumento alienta a otro a tomar el protagonismo, mientras White interpreta a su manera una lucha interior y que destaca como una de las más intensas de “Blunderbuss”.

Entonces, por fin, llega un alivio dentro de toda esta tensión romántica-violenta con el cover de la figura del R&B Little Willie John, ‘I’m Shakin’’, en una tradición que mantenía en los álbumes de White Stripes donde tributaba a sus mayores ídolos agregando sus toques propios; aquí es su inconfundible solo de guitarra que contrapesa la performance vocal del tema original. En ‘Trash Tongue Talker’ el piano retoma el protagonismo, en constante búsqueda de una estampa más cercana al R&B. ‘On and On and On’ también toma algunos trazos de su trabajo en The Dead Weather, entregándose totalmente al destino: “puedo ir solo, donde solo Dios sabe dónde voy”. Todo culmina en ‘Take Me With You When You Go’, una cruza de r&b, country y armonías vocales a lo Beatles, donde concluye “sé que ayudarte a ti mismo podría ser dañino o podría dañar a alguien más”.

“Blunderbuss”, al final, deja con un agradable sabor de boca; White perpetúa su fidelidad a la búsqueda de las raíces, aportando con frescura otro notable capítulo en su discografía, aunque sin superar una obra pivotal como “Elephant”. También prolonga sus inquietantes peleas consigo mismo, tanto en sus misteriosas y aguerridas letras como en el esfuerzo de seguir construyendo el mito de Jack White, aquel anacrónico héroe en cuyo vocabulario no existe la palabra “comodidad”. Lo mejor es que todavía quedan por delante muchos Jack White por descubrir.




Si deseas escuchar su nuevo disco, haz click aquí: http://freakshare.com/files/hdl8jtis/dda.rar.html

No hay comentarios: