LIVING THINGS

“Living Things” es el quinto álbum de estudio de Linkin Park y sucesor de “A Thousand Suns”. De entrada, la banda había asegurado que escucharíamos un regreso a las raíces, a las guitarras más afiladas de los comienzos y dejando de lado la preponderancia electrónica de su anterior entrega.

Pero si “A Thousand Suns” fue una especie de giro frente al estilo que el grupo venía trabajando desde sus inicios, este “Living Things” empieza a completar ese mismo giro. El círculo comienza a cerrarse y la banda empieza a encontrar un camino propio, desapegándose un poco del estándar de sus comienzos, aunque tampoco desapegándose por completo del estilo que los hizo mundialmente famosos.

Aquí estamos frente a una combinación de los dos mundos del grupo: por un lado las guitarras, los riffs y los salvajes surcos de los comienzos, y por el otro, la experimentación más electrónica y pop de los últimos años. El rap, la melodía y la explosión, siguen ahí. Y en la primera mitad de la placa tenemos pruebas palpables de esta combinación que, coincidentemente, se alza dentro de lo mejor del disco.

El sonido más actual de Linkin Park se escucha latente en canciones como ‘Lost in the Echo’ y su entrada molestamente electrónica, ‘Lies Greed Misery’ que incluye, además, una violenta interpretación de Chester Bennington y ‘Castle of Glass’, donde los arreglos y experimentación con las máquinas son un interesante complemento.

Por el lado de aquellos fans que aún esperan por un regreso más definitivo a los inicios, cortes como la melódica ‘In my Remains’, el gancho de ‘Burn it Down’ –primer adelanto del disco- o algunas secciones de ‘I’ll Be Gone’ podrán satisfacer el deseo de escuchar a ese Linkin Park más aguerrido e impetuoso. Y hay que poner atención a ‘Victimized’, que con menos de 2 minutos de duración nos trae al Linkin Park más rabioso de los últimos años.

La segunda mitad del disco decae bastante. Primero con la baladesca ‘Roads Untraveled’ y luego con ‘Skin to Bone’. Se extraña un poco más de intensidad y vigor en estos dos cortes, algo que sí encontramos en la primera mitad de la placa. ‘Until it Breaks’ asoma con Mike Shinoda a cargo de un rapeo envolvente y provocativo, pero que no es suficiente para alzar a este corte dentro de lo mejor de la placa. La melodía vocal que lo sigue se hace un tanto vacía y sin la intensidad ya reclamada. ‘Tinfoil’ es un instrumental predecible y prescindible, mientras que el cierre con ‘Powerless’ no pasa más allá de una bonita melodía y un correcto final.

“Living Things” es un buen álbum. Son 12 canciones cortas en un disco que no dura más de 38 minutos y eso lo hace más apropiado aún. Aunque, ojo, hay 3 ó 4 cortes que quedan al debe y que palidecen ante las siete composiciones que abren la placa, donde Linkin Park logra ir un paso más allá de lo exhibido en “A Thousand Suns” y le da un nuevo input a su música. No desatienden su pasado, pero tampoco se quedan pegados en él y proponen una nueva sonoridad de cara a lo que puede ser el futuro de la agrupación.



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