Stone Sour tuvo aplausos desde su concepción. Un álbum debut bien recibido y un sucesor de primerísima línea hicieron de esta aventura un ejercicio absolutamente válido, contradiciendo a los que pensaban que Corey Taylor jamás podría escapar a su rol en una banda. “Audio Secrecy” en 2010 no alcanzó para tropiezo, pero lo concreto es que tampoco sumó a la causa. Y esa era la amenaza de este cuarto disco que tenemos entre manos, anunciado más encima como primera parte de una doble elaboración conceptual.La carencia de ganchos y canciones pegajosas de “Audio Secrecy” había sido tan notoria que antes de cualquier prueba de autosuficiencia el nuevo trabajo de Stone Sour debía vencer al olvido y ganarse el derecho a repetirse en el reproductor (de CD, de MP3 o la tecnología que quiera) después de las primeras escuchas. El balance es abrumador: no sólo “House of Gold & Bones Pt 1” es mejor que su antecesor, sino que perfectamente podría ser lo mejor que Stone Sour hizo hasta ahora.
Ya nadie conoce la nueva música por las señales especializadas del cable y un porcentaje muy menor lo hace por la radio (en los pocos espacios que se arriesguen a renovar la oferta), por lo que un amplio porcentaje de quienes lleguen a “House of Gold & Bones Pt 1” no sabrán cuál fue el primer sencillo del disco. Tampoco será fácil de adivinar; la cantidad de temas aptos para la memoria inmediata es tal que casi todo aquí parece un potencial single.
Como álbum conceptual no está mal – pese a que Corey Taylor reitere algunos recursos bastante pobres de su pasado – pero el tono de las líricas no está lejos (en realidad es lo mismo) que Taylor lleva más de una década haciendo, así es que el centro de atención no va por ahí.
Los temas suenan duros pero compactos. Gran mérito de James Root y la cantidad de riffs funcionales que regala. ¿Canciones para recomendar? Elija. Las dos de la partida (‘Gone Sovereign’ y ‘Absolute Zero’) son puro fuego que se viene encima a toda velocidad. ‘Tired’ es una fenomenal muestra de épica moderna con cuerdas, estrofas tan redondas como el estribillo y un toque vintage en pleno solo de guitarra.
La evidencia del trabajo conceptual a-la-opera-rock lo pone ‘The Travelers’, que hace dos apariciones: primero como una breve balada acústica y luego sustentada sobre un piano y mayor electricidad. Las canciones se conectan bien una con otra y ello permite casos como el de la excelente ‘Taciturn’, que se toma como parte de un todo y se levanta como una ola recién llegando al último tercio del track. No es la composición aislada como en un laboratorio la que vale, sino el trabajo que se le asigna en pos del resultado general. La brutal ‘Last of the Real’ va en la misma dirección, con suficiente potencia como para encabezar la placa pero en cambio es el freno en seco de 43 minutos de música.
Lo de Stone Sour va directo al listado de los discos del año. Hace rato sabíamos de los talentos de Corey Taylor pero ya con “House of Gold & Bones Pt 1” se ganó su etiqueta de fundamental para esta era. La mayor alegría no es que justo sea en este momento en que llegue con Stone Sour a Chile, sino que este álbum tendrá una segunda parte. Qué dulce espera.
Por Juan Ignacio Cornejo K.
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