Hace una semana, el agua inundó los alrededores del Estadio Maracaná y ahora aconteció un hecho bochornoso: la Policía Militarizada de Río de Janeiro desalojó por la fuerza a una comunidad indígena que vivía en uno de los edificios de la zona y que, desde el 2006, era denominado como la Aldea Maracaná (anteriormente era el Museo del Indio), donde se intentaba construir una estructura relacionada con la Copa del Mundo).
Ante este conflicto, los habitantes reaccionaron y se enfrentaron con las fuerzas armadas, lo que derivó en la detención de cinco personas. Además, los lideres de las tribus acusaron al Gobierno: "Esta es una arbitrariedad más del gobernador. Este espacio es legítimamente nuestro. Había niños y mujeres embarazadas adentro. Ellos están destruyendo este edificio y no sabemos con qué objetivo", denunció Mónica Lima, de la nación Aruaque.
Pese a los disturbios y las acusaciones, el gobernador Sergio Cabral desmintió que el desalojo se haya producido para demoler el edificio, si no que fue "para remodelar el techo ya que se dañó con las lluvias".
Sin embargo admitió que "finalizado el Mundial, la Aldea Maracaná será utilizada para construir el Museo del Fútbol", que debe estar listo antes de los Juegos del 2016.
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