Caso emblemático de esta represión a menores con impedimento de atención en salud (y de poder seguir con sus estudios) es el de Leonardo Quijon Pereira (foto en Servicio de Urgencias en Santiago -¡a 600 kms!- donde lo llevaron los padres por temor a mayor violencia) quien, en disparo a quemarropa, recibió 176 perdigones metálicos por fusil anti-motines de carabineros, y no solo no fue atendido, sino que se le detuvo, torturó y mantuvo preso en la cárcel de menores de Chol-Chol.
A pesar de haberse recomendado en un detallado informe que yo mismo hice a las autoridades, no tuvo ni atención adecuada ni seguimiento. Mucho menos reparación y justicia. Nunca pudieron demostrar evidencia de que era el “terrorista” que se pretendía.
Su condición actual refleja ese grave daño de un disparo hecho a quemarropa. Las autoridades locales de salud y nacionales deberían resolver estos abusos y dedicarse a hacer lo que deben en vez de hacer política de apoyo a un gobierno autoritario que no es capaz de resolver problema alguno de las demandas urgentes del pueblo mapuche.
Quien golpea e impide una atención de salud de calidad, dada con afecto y respeto a los menores, es un criminal. En este caso es el Estado y sus responsables, porque la represión indiscriminada es él quien la planifica, la ordena en el terreno, la protege y asegura impunidad. Una nueva Constitución humana, legítima y democrática es una prioridad histórica después de más de 30 años con la farsa legal existente."
Difundir la represión de "Carabineros de Chile".
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