sábado, 12 de abril de 2014

LA MISERIA DEL MECHONEO

Yo, la verdad, ya no tengo clases en la universidad. Pero, me pase 5 años en ese espacio de “ilustración”, “conocimiento” y “progreso”, como suelen denominarlo. Sin embargo, cada vez me trago menos esas definiciones. Creo que calificar positivamente la institución universitaria es una operación esencialista. Porque no existen las instituciones “buenas” por naturaleza, en tal sentido la universidad será un espacio positivo o negativo en virtud de sus características concretas. 

Ese discursillo que proclama a la universidad como el lugar del “progreso” es el mismo que ocupan todos los políticos, rectores, empresarios y profesores que están beneficiándose individualmente con diversas instituciones que supuestamente son naturales y positivas para la sociedad. Pero, claro, no faltan los que repetimos como loros esta idea, incluso dentro de los que nos picamos a “revolucionarios”. Creo que la universidad se ha convertido, entre otras cosas, en un lugar que promueve la movilidad socio-económica individual de las personas dentro de una sociedad fracturada por la existencia de clases sociales. En eso veo que se ha convertido la universidad: un espacio que permite cambiar de clase social, o mantener el estatus de clase que ya se posee (aunque debemos hacer una salvedad porque la actual sobre-explotación de carreras y universidades privadas está generando una mega-producción de profesionales, los cuales no podrán ser puestos en la maquina capitalista, por tanto es posible que se conviertan en un nuevo “proletariado ilustrado” en constante cesantía, es decir pobre y endeudado) Aún así la mayoría entra para sacar un cartón y ascender socialmente ¿Quién entra verdaderamente por el “gran conocimiento virtuoso”? 

Señores y señoras, si es por eso les informo que afuera de la universidad hay un mundo de conocimientos impresionantes que podemos adquirir. Hay un montón de gente (sin ser grandes académicos o profesionales) de la cual podemos aprender. Gente que tiene un sin número de conocimientos increíbles, otra cosa es que tengan “poder” o “prestigio” académico o un titulo que certifique su conocimiento. Por lo general se suele mostrar al rector de una universidad como un sujeto muy importante y con muchos “conocimientos”. Por otro lado, un campesino no es más que eso pó, un campesino, como si cultivar algo tan vital como nuestro alimento no fuera digno de respeto, como si ese conocimiento ancestral fuera digno de un “simio” o una especie de hombre primitivo, aún no totalmente “desarrollado” y “virtuoso”. 

Pero ¿quién es más imprescindible para todos y todas: el campesino o el rector? Por otro lado, ese asunto de que la Universidad contribuye al “progreso de la nación” y bla, bla, bla… cada día se desmorona más. ¿Acaso no se dan cuenta? La universidad es la que forma los próximos profesionales que trabajarán como mercenarios para las empresas pesqueras que depredarán el mar, las mineras que harán mierda los valles, las forestales que quitarán la tierra a las comunidades mapuche, etc. De la universidad saldrán los sociólogos y antropólogos que trabajarán para intervenir comunidades a favor de mega-empresas que pretenderán intervenirlas, también los pedagogos que adoctrinarán a los niños/as en las escuelas del país. En las universidades se formarán los próximos cuadros políticos y empresariales que nos gobernarán. ¿Qué “progreso” nos brinda una institución que forma a este tipo de gente? Se suele ir con el cuento de que la educación pública tiene otros valores y que la cosa es así por la privatización y el neoliberalismo. En cierto sentido esto es cierto, pero no se debe olvidar que antes del neoliberalismo (hace 30 años y más atrás) la cosa funcionaba bastante similar, porque les recuerdo que el capitalismo existe hace ya cientos de años y la ciencia académico/universitaria está hace mucho tiempo a su servicio. La ciencia actual nace en conjunto con la consolidación de la burguesía, es decir a partir del siglo XV en adelante aproximadamente. La burguesía potenció la ciencia para legitimar su poder en virtud de un determinado modo de ver el mundo, de cosificarlo y de dominarlo (la figura del hombre blanco europeo, su concepción de progreso y su mentalidad individualista fue y es la fuerza epistemológica que aún guía a la ciencia moderna). 

En un comienzo la ciencia tuvo un cariz progresista, porque se oponía a la nobleza católica y a ciertas facciones conservadoras y religiosas de la propia burguesía, pero al mismo tiempo la ciencia sirvió para legitimar la esclavitud, el colonialismo, la inferioridad biológica de la mujer y tantas otras injusticias. El lenguaje científico fue el lenguaje legitimador de la burguesía, la cual estableció como inferiores a todos los pueblos que contaban con una forma de razonamiento distinta a la de la Europa moderna y su lógica cartesiana. La fuerza de la ciencia consiste en la liquidación de cualquier otra epistemología distinta a la que ella propone como forma de pensamiento hegemónico. Es por eso que aunque antes del neoliberalismo la mayoría de las universidades eran públicas, aún así servían a intereses destinados a reproducir el sistema y los conocimientos que lo sustentan. Eso del espíritu de servicio social de las universidades publicas…Panplinas, de hecho de las universidades públicas es de donde salieron la mayoría de los politiqueros personajes que nos gobiernan ahora. 

La mayoría, incluso, fueron antiguos dirigentes estudiantiles de Ues públicas. Casi toda la historia de la Concertación, y parte de la alianza, es esa (Rodrigo Peñailillo, el actual ministro del interior de Michelle Bachelet fue un destacado dirigente estudiantil de la Universidad del Bio-bío, que participó de las fuertes movilizaciones estudiantiles de 1997 exigiendo más educación pública). Claro, también hay gente que llega a estas instituciones y tienen otra mente. Por suerte existen, me ha tocado conocer a bastantes que sí valen la pena y que tienen otras aspiraciones además del cartón universitario. Pero si hacemos los balances, no sé, tengo mis serias dudas de que sean mayoría. Lo digo porque la universidad es parte de la sociedad y, como tal, reproduce los valores que son dominantes en ella. No es raro entonces que la mayoría de los universitarios sean sujetos individualistas, competitivos y exitistas. 

Qué decir de los académicos que muchas veces llegan con discursos grandilocuentes y de superioridad: el horrible tufillo de la autoridad. Muchos tratan mal al personal “no académico”, porque en la “institución del conocimiento” el que conoce más, más alto está en la jerarquía. Y bueno, no faltan los mismos estudiantes que tienen similar tipo de actitudes, saludando con una sonrisita estúpida y rastrera a los profesores/as, pero sin siquiera dirigir la vista al auxiliar de la facultad. Sin embargo, al fin y al cabo, reproducen lo que les “enseñan”, porque ellos vienen a “aprender”. Si po´, total, ¿para qué reflexionar? Si eso no me da mejores notas, mejor repito lo que dice el profe. El estudiante universitario suele ser un sujeto que cuestiona poco y que absorbe la ideología universitario-académica como algo dado y que no se cuestiona. mechneoPara ver esta falta de reflexión basta mirar un poco esa tradición que llaman mechoneo. Una estúpida repetición que año a año presenciamos. Casi ningún estudiante se la cuestiona, simplemente la reproduce. Me he detenido a observar mientras realizan tamaña insensatez. E visto sus rostros de placer al humillar a otro ser humano. Se ríen mientras ensucian y denigran a otros estudiantes. Los amarran con cuerdas y los hacen caminar descalzos. Los obligan, porque si no lo hacen son sometidos a mayores humillaciones, a realizar juegos que reproducen los patrones patriarcales de género. 

Gozan con la fugaz sensación de superioridad que les otorga estar momentáneamente en una situación de poder por sobre otros seres humanos. Lo más patético de todo es que los mismos humillados juran venganza: “ya verán los que vienen el próximo año”, esperando el momento de ser el que humilla y no al que humillan. Podrán decir que mis críticas son excesivas, que no tengo sentido del humor o que soy muy grave. No sé, me desespera cualquier situación de sometimiento, venga de donde venga: del estado o de los individuos. Detesto toda manifestación de autoritarismo, por más “simpática” y “chistosa” que se presente. Yo he participado de esa experiencia que llaman “movimiento estudiantil”. A pesar de que tengo mis diferencias he intentado aportar y aprender de ella. Muchas veces se habla de que el “movimiento” está avanzando, creciendo, mejorando. Y puede que sea verdad, pero a veces no sé. Creo que mientras sigan ocurriendo estas manifestaciones como el mechoneo, resulta evidente que la mentalidad universitaria seguirá siendo aún muy precoz para generar un verdadero cambio en la sociedad. 

Yo no sé qué cambios pueden generar sujetos así, considerando que el “movimiento” está constituido por estudiantes como los que año a año practican, sin ningún cuestionamiento, la tradición del mechoneo, como si fuera una obligatoria misa de la humillación. Voy a hacer un ejercicio de imaginación (algo bastante censurado en el mundo académico). Si llegara un genio mágico y me dijera “frota esta lamparita y llegará la revolución”, sinceramente no la frotaría, porque no me interesa hacer la revolución con gente así ¿Te imaginas? A la primera complicación aflorarían sus sentimientos individualistas y competitivos, y traicionarían sin pensarlo 2 veces todo lo construido. O, apenas el Estado nos ofrezca algo “mejor” simplemente dirán que sí, y dejaran la revolución en un cajón, al fin y al cabo ¿no es eso lo que hace la gente: aceptar lo que se le ofrece? O imagínate que triunfa y cambiamos a los actuales gobernantes por este tipo de gente ¡ahí sí que estamos fritos! En todo caso creo que una autentica revolución no cambia los gobernantes, sino que elimina los gobernantes. Bueno, para no alargarme creo que daría mucho por un cambio revolucionario, pero solo si una cultura del apoyo mutuo y de la solidaridad verdaderamente se encuentra insertada en la sociedad, y déjenme decirles que, por lo que veo, falta bastante para que eso pase. 

Aunque parezca cliché, y esto aplicado a toda la sociedad, tenemos que primero cambiar nosotros/as y después cambiar la mundo. Creo que la clave para cambiar esta situación es ir generando otra mentalidad, poco a poco. Pero, para eso debemos eliminar los mitos. Para aquellos que se sienten identificados con el “movimiento estudiantil” el primer mito que deben combatir es la definición esencialista de la universidad. Esa que nos dice que ella es buena por naturaleza. Ya dejamos claro que eso no es así. Además, seguir “poniendo en un altar” a la universidad es incoherente, primero porque es parte de la sociedad y por tanto reproduce sus deficiencias y contradicciones, y segundo porque poner a la universidad “en otro nivel”, como garante del “progreso” por ejemplo, es seguir legitimando que el weón con un cartón bajo el brazo es más persona que el que no lo tiene. Es seguir naturalizando que el profesional/academico/universitario está más cerca del “progreso” que aquella persona que nunca pasó por la U, es decir la mayoría de la gente. ¿Y qué pasa con las sociedades que no tienen universidades? Las sociedades mapuche, por ejemplo, ¿Son más atrasadas por no tener universidades y escuelas? No sé, en ellas veo una sociedad mucho más igualitaria y armónica con su entorno. No quiero idealizarlas, sé que ahí también hay valores que no comparto como los patriarcales entre otros, pero, lo que sí sé es que esos problemas no se arreglarán poniendo universidades y escuelas al lado de las comunidades mapuche, ni dándoles “educación gratuita” para que se sumen a nuestro sistema y su “progreso”. Me imagino que si algunos estudiantes mapuche están exigiendo una universidad mapuche pretenderán instalar un nuevo modelo de difusión de conocimiento, porque si lo que buscan es que el actual modelo universitario sea gestionado por mapuche, sería como pedir la gestión de las instituciones que los desvalidan, porque dentro del mundo académico ¿qué importan la mayoría de los indígenas que no tienen un método científico para comprender la realidad, ni el prestigio académico que tanto se celebra en estas instituciones? ¿Qué importan sus tradiciones, su interacción con la naturaleza, las prácticas de la machi? 

Al único que le podría importar es a algún estudiante de antropología, y quizás ni siquiera porque le interese verdaderamente, sino porque quiere terminar el trabajo que le pidieron en la facultad y sacarse buena nota rápido. En el fondo los peñi no necesitan escuelas interculturales y toda esa basura capitalista con discurso más “inclusivo y tolerante”. No necesitan escuelas mapuche de calidad y gratuitas, en donde el rector sea un antropologo experto en comunidades mapuche con dos doctorados en Harvard, o donde existan software de ultima tecnología que simulen un guillatun dentro de la sala. Lo único que necesitan los mapuche para “educarse”, es que se expulsen las mega-forestales, hidroeléctricas, mineras y demás proyectos capitalistas y se les devuelvan sus territorios, todo lo cual les permitirá reconfigurar su cultura y auto-educarse como lo han hecho durante miles de años sin necesidad de escuelas o universidades. 

Yo creo que el asunto es entender que la escuela y la U está sometida estructuralmente al modelo capitalista, en tanto participa activamente en su reproducción. La U esta insertada en el modelo económico imperante y la producción de conocimientos que genera van principalmente para ese camino. Los saberes que produce la U son elaborados para mantener el sistema de dominación. Claro, la universidad fomenta el “progreso”, pero ¿Qué progreso? Claramente el progreso de la acumulación de capital y mercancías, proceso que necesita de una enorme cantidad de conocimientos técnicos que las universidades les suministran. Mucho conocimiento generado en las universidades va a parar a instituciones de vigilancia, control genético, centros de estudios sociales al servicio de empresas, mega-fabricas productoras de materias primas, etc. Muchas de esas universidades son públicas, es decir reciben aportes del estado, o sea el estado financia indirectamente a las empresas privadas que se quedan finalmente con los conocimientos que las universidades producen. Algunos diran: “¡Oye! pero la U me dio un proyecto de ecología sustentable para reforestar el bosque nativo con mi grupo de amigos, no todo es tan malo” Para esa persona no me queda más que decirle AWEONAO mientras tu plantabas arbolitos, la U hacia un convenio millonario con Forestal Arauco y le entregaba el conocimiento para explotar 1000 hectáreas, dejando el territorio sin bosque nativo, sin agua y con propensión a sufrir mega-incendios. 

Lo mismo pasa con las otras ramas productivas. Si lo pensamos así, ya no queda educación pública. Claro, puede estar más o menos financiada por el Estado, pero mientras la producción de conocimiento siga satisfaciendo, en última instancia, los intereses de los grandes poderes capitalistas, entonces, no tiene nada de público. Una universidad verdaderamente pública no es aquella que solo deja entrar gratis a sus alumnos, sino la que genera conocimiento en virtud de la comunidad. Establecer el carácter de público a un criterio netamente económico es ser reduccionista. Actualmente no existen universidades públicas, simplemente existen universidades con mayor o menor protección monetaria de parte del Estado. Algunos gritaran ofendidos, porque estoy ensuciando el nombre de las universidades públicas, orgullosos de pertenecer a ellas y soñando con aumentar su poder, sin embargo no se dan cuenta que financiar a las universidades públicas con fondos del estado, también es financiar a los grupos económicos que se nutren de los conocimientos que estas instituciones generan para ellos, así como de la generación de nuevos cuadros de profesionales altamente especializados que podrán aumentar las capacidades productivas de sus empresas, a la vez de que se legitima el conocimiento científico-académico como el de mayor importancia en la sociedad, desplazando otros saberes y conocimientos provenientes de otras matrices epistemológicas y culturales (el saber de culturas originarias, el saber maternal, el saber afectivo, las epistemologías no cartesianas, el conocimiento campesino, la cultura popular, etc). 

Considerando el criterio economicista como reduccionista, entonces seguir enfocando todo en el discurso de la “educación gratuita” es limitado. Si la frase a pegado tanto es porque aún se encierra dentro de la mentalidad de la sociedad de consumo. Seguramente, cuando el estudiante deje de ser consumidor de la mercancía-conocimiento que le entrega la universidad, y ahora sea profesional, se va a olvidar rápidamente de la “lucha”. La mayoría preferirá gozar tranquilamente del status que el cartón universitario le ha conferido dentro de la sociedad de clases, si es que no está cesante, claro. Esto será así porque el estudiante a lo más cuestionará el hecho de que el conocimiento que le entregan en la universidad es muy caro, pero jamás cuestionará el sentido de esos conocimientos, así como su función dentro de la reproducción del sistema. Cuando el estudiante se transforma en profesional asalariado olvida las problemáticas de los estudiantes, porque ya no lo une su condición de consumidor de la mercancía conocimiento, ahora solamente debe aplicar el conocimiento adquirido para generar lucas, pagar sus deudas y someterse a un trabajo un poco más confortable que el de la mayoría de la clase trabajadora en el país. 

El profesional ahora puede vivir su vida tranquilo, ya fue rebelde en la universidad y puso su granito de arena, ahora está por sobre el resto, su alienación se hace mucho más confortable y empieza solapadamente a despreciar a todo aquel que no comparta su nivel socioeconómico y cultural. Como nunca puso en duda la legitimidad del conocimiento adquirido en la universidad, ahora lo pone en práctica en cualquier empresa capitalista de mierda, sin cuestionarse nada. Creo que el mechoneo representa fielmente una subjetividad. Esa de creerse más sobre el otro. Ahora tienen el derecho a humillar porque van 1 año más arriba en la universidad ¡imagínense cuando tengan el cartón universitario bajo el hombro! La superioridad del universitario sobre el mechón es el espejo de la futura superioridad del ingeniero, pedagogo o el abogado que mirarán para abajo al obrero, al alumno o al peatón, o a cualquier persona sin estudios superiores. Si en el mechoneo la humillación es visible y se realiza dentro de los espacios universitarios, la otra humillación se produce en la calle, la oficina, la empresa y de forma mucho más invisible, naturalizada por la ideología escolar que presupone que la gente vale más o menos por la cantidad de años que se pasó consumiendo la mercancía-educación. Lo más chistoso es que tanto el profesional como el trabajador sin título están estructuralmente sometidos al sistema capitalista. 

Aunque uno se crea mejor que el otro, ambos sentirán hambre, aburrimiento, complejos, solo que uno tendrá más status o dinero para adquirir mercancías que paliarán esas molestias. Al final, y creo que es lo más importante, ambos están obligados a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir, la diferencia es que unos tienen cadenitas de oro y otros de fierro común. La crítica dentro del movimiento estudiantil debe superar cualitativamente. Ya no basta con la educación gratuita y pedir más lucas. El nuevo giro que está tomando el gobierno con la incorporación del partido comunista puede hacer realidad (a mediano plazo) el sueño de la educación gratuita ¿y después qué? ¿Cuál es la otra crítica que llevarán a cabo los estudiantes más allá de la educación gratuita? Cuando entren mechones que no tengan que pagar en la universidad porque la educación gratuita estará consumada ¿tendrán algo más por qué luchar? Es imprescindible que esta crítica a la educación y el conocimiento como mercancía se generalice. Esto, debe dejarse claro, no tiene que ver con aumentar los fondos del estado en educación, sino con cambiar de forma radical lo que entendemos por educación. Y aunque parezca que está crítica aún es muy marginal, no todo está perdido, porque dentro del movimiento ya se prefiguran nuevos espacios de educación que superan cualitativamente los generados por la escuela y la universidad capitalista. Las tomas, manifestaciones, talleres, asambleas, cortes de ruta, etc, No son solo medidas para presionar al estado para que nos entregue una “solución”, también configuran una nueva contestación en donde se generan otros conocimientos sin las reglas autoritarias que caracterizan a la escuela, ni el academicismo rastrero que se vive en la universidad. Esta es una nueva educación que en la práctica se está generando cada vez que los estudiantes secundarios se toman un liceo y expulsan a directores y profesores, generando nuevas dinámicas de construcción de conocimiento de forma horizontal y comunitaria. 

Cada vez que los estudiantes universitarios son capaces de generar talleres y otras dinámicas que van construyendo nuevas formas de producir y hacer circular el conocimiento más allá de la esfera mercantil y académica-institucional. Cada vez que un grupo de apoderados se toma una escuela generando otras dinámicas dentro de estos espacios. Estas expresiones existen y deben potenciarse, la pregunta es cómo lo hacemos para que se visibilice su potencia, más allá de considerarlos como una mera medida de presión para que el estado nos entregue una educación “gratuita y de calidad” (como suelen hacer muchos dirigentes y grupos). La interrogante es cómo lo hacemos para potenciar estas instancias que hacen previsualizar la educación revolucionaria que necesitamos expandir, aquella en donde no hay profesores, rectores, académicos y expertos del conocimiento, sino que una comunidad que es capaz de auto-educarse a través de una transformación cualitativa ininterrumpida, y una auto-regulación constante en la transmisión de conocimientos entre los seres humanos. Es evidente que esta cultura de la auto-educación no llegará a su máxima expresión si siguen existiendo instancias como el mechoneo que reproducen toda la mierda de este sistema, en donde algunos gozan con su pequeña cuota de autoridad, y otros se dejan mechonear como si fuera algo muy natural, sin la valentía de plantar cara ante tamaña estupidez. Mientras prácticas así sigan existiendo (como muchas otras que se generan cotidianamente) será evidente que aún no estamos preparados para un verdadero cambio de esta sociedad. Mientras el estudiante siga teniendo actitudes miserables no podrá eliminar la miseria de esta sociedad. 


Por GAKE (Grupo de Amigos Kontra la Escuela).

2 comentarios:

Manuel dijo...

Buen artículo compañeros. Muy saludable la crítica que exponen. Les dejo algunos comentarios.

1) Esto escribí sobre el tema en septiembre de 2012: http://marxsimoanticapitalista.blogspot.com/2013/04/respuesta-del-gobierno-al-emplazamiento.html

2) Si bien concuerdo con la línea general del argumento que presentan, difiero en algunos puntos:

a) Su idealización de la lucha mapuche. Les dejo una noticia de febrero de 2014 en la cual se deja claro que esta "cultura" inhibe la crítica y la discusión racional...y más encima no opera con el paradigma de la lucha de clases:

http://www.radioplaceres.cl/2013/12/31/%E2%80%9Cla-lucha-mapuche-no-es-marxista-ni-anarquista-tampoco-cuatro-hectareas-es-capitalismo%E2%80%9D/

b) Su idealización de las epistemologías alternativas a las del hombre occidental moderno (supuestamente capitalista).

- La ciencia no es mera manipulación burguesa. Es una conquista de la humanidad (y para nada solo de occidente, ya que gran parte de las invenciones técnicas más importantes nacieron en el mundo árabe y en el asiático). Como tal, la tarea de los comunistas (clasistas genuinos), es liberar a la misma de la sobredeterminación burguesa que la permea de "lógica mercantil" (y su correlato explotador). La tarea es desarrollar aquellos elementos positivos (en un sentido comunista) inscritos en el desarrollo de las fuerzas productivas, los cuales se derivan del potencial liberador inherente en la ciencia.

- Las epistemologías alternativas, sean campesinas u originarias, no constituyen una alternativa a la sociedad de clases ni a la explotación.
Primero, porque el campesinado no es una clase ni un grupo social definido por unas mismas relaciones materiales: la gente que vive en el campo está divide en clases y lo está por lo menos desde que el capitalismo es dominante en cualquier formación social. Por esto, la epistemología "campesina" es un mito...sería como que hablemos de la epistemología "urbana". Por lo demás, si bien existen algunas campas de pequeños propietarios que no asalarizan trabajo ajeno en el campo (son muy muy menores, si es que existen), esta capas no tienen nada de virtuoso: i) el pater familia explota a sus hijos y su señora (y no porque sea "malo", sino porque debe organizar un proceso de trabajo vinculado al mercado capitalista); ii) reproducen el "mito" del "individuo y su propiedad". Además, las más de las veces la autoproducción vinculada al mercado es sólo un complemento de los que utilizan para sobrevivir los obreros agrícolas temporales.
Segundo, porque los pueblos originarios fueron sociedades clasistas y explotadoras. Asimismo, hoy en día enarbolan un discurso nacional que para mí tiene ciertas dimensiones reaccionarias: a) supone un mito (y todo mito en algún sentido es reaccionario porque inhibe la crítica y el pensamiento racional), ya que la "cultura mapuche" (por ejemplo) que hoy se reivindica es realmente "mestiza" (se explica por la llegada de los españoles y es sincrética); b) implica la fragmentación de las luchas contra la explotación capitalista, divide espuriamente y desenfatiza el problema del estado, la lucha de clases y las potencialidades del movimiento obrero

- Que la ciencia es una conquista de la humanidad, lo demuestra el marxismo. Ciencia histórica y dialéctica (Marx y las tradiciones marxistas más lúcidas no eran cartesianas y meramente expresaron teórico-políticamente lo que las clases explotadas venían demandando hace ya un tiempo: igualdad materia y libertad colectiva-positiva, esto es, que las decisiones respecto de quién produce, qué se produce, cómo se produce, para quién se produce, cuánto se produce, etc estén en manos de quienes realmente las producen (la clase obrera)



saludos comunistas,
msm

Manuel dijo...

c) c) Su concepción de clase. Los profesionales bajo una sociedad capitalista (como tendencia) siempre han sido y serán burgueses. Esto porque:

"En este sentido, para evaluar el Chile de hoy debe tenerse en cuenta lo siguiente para caracterizar la posición de los agentes:
a) relación con los medios de producción;
b) papel desempeñado en la organización social del trabajo;
c) forma y cuantía de la riqueza social apropiada;
d) trayectoria de clase (tener en cuenta la distinción tríadica: extracción, condición, posición);
e) sobredeterminación estamental (modo de vida);
f) sobredeterminación política e ideológica

Asimismo, considerar el hecho de que “burguesía” y “clase capitalista” no son lo mismo:
“…(la burguesía) es una penumbra social entorno al núcleo duro de capitalistas propiamente hablando, matizándose (oscureciéndose) en los diversos elementos sociales que funcionan como servidores o parásitos del capital sin ser propietarios ellos mismos de capital” (Hal Draper)
“…está masa está típicamente compuesta…por la gama de grupos profesionales, administrativos y técnicos que disfrutan las condiciones de vida de los capitalistas mismos –todo aquello que por costumbre incluimos en el término “burguesía” en oposición a “capital”…” (Perry Anderson)

Esto nos previene de la afirmación espuria de que cualquiera que no posea una “relación de propiedad directa” con los medios de producción deba ser necesariamente considerado parte de la clase obrera. Esto es, lo que se denomina típicamente “clases profesionales” no serían ni capitalistas ni obreros de por sí (tampoco una “clase media” –este es un no-concepto[46]-), sino que parte de la “penumbra burguesa”. Por lo demás, como parte de ella, tendrían la posibilidad de actualizar materialmente ciertas calificaciones dentro del proceso de trabajo, calificaciones que, en tanto los hicieran organizadores de éste, supondrían su incorporación en la “clase capitalista” propiamente dicha (cumplirían la función explotadora del capital). Si ésta es una distinción que reconoce una tendencia hacia una “polarización capitalista”; lo mismo puede establecerse en términos de una tendencia de “polarización obrera”. Con esto nos referimos al hecho de que posiciones propiamente pequeño-burguesas (propietarios de medios de producción o distribución que no asalarizan) sí pueden poseer una polarización objetiva hacia el proletariado. Así, los pescadores artesanales en el chile actual, los trabajadores temporales en el campo y la ciudad, e incluso dueños de pequeñas tiendas dentro de las poblaciones, pueden poseer posiciones objetivas susceptibles de ser incorporados en una alianza anticapitalista en la cual necesaria debe ser eminente la clase obrera (si lo que se desea es superar el capitalismo"

saludos comunistas,
msm