martes, 12 de agosto de 2014

¡NI ISRAELÍES, NI PALESTINOS!

Aunque ambos textos son de hace varios años atrás, y aunque algunos hechos y datos que mencionan obviamente no son los mismos que los de hoy en día. 

Los publicamos de nuevo y los difundimos porque su contenido, además de clarificador y contundente, es completamente invariante y vigente al respecto: la denuncia de la naturaleza capitalista y contrarrevolucionaria de la guerra, el nacionalismo y la religión (los encuadramientos nacionales y religiosos de la lucha de clases en esa región: tanto el sionismo como el yihadismo), así como también del pacifismo y el humanitarismo (hoy en día, las declaraciones de la ONU y las marchas por el "día mundial de solidaridad con palestina"); y, por el contrario, la afirmación de la lucha de clases, la autonomía y la ruptura proletarias, el derrotismo revolucionario, el internacionalismo y la revolución social mundial (conceptos éstos últimos que se explican en especial en el segundo texto). 

Por lo expuesto, ¡Estamos en contra tanto de la masacre (carnicería, genocidio) del Estado israelí sionista-fascista como del Estado palestino islámico "libre"! ¡Lxs proletarixs no tenemos patrias! ¡Abajo todos los estados, naciones y religiones! ¡Contra la guerra imperialista, internacionalismo proletario y derrotismo revolucionario! Proletarixs de todos los países: ¡luchemos autónomamente contra "nuestros propios" estados, contra "nuestras propias" burguesías! ¡Generalicemos, profundicemos y unifiquemos estas luchas hasta que se transformen en revolución comunista y anárquica mundial! Porque ¡para acabar con las guerras (y todos sus horrores y sufrimientos), hay que abolir el capitalismo!


Masacre proletaria en Palestina


Bajo la mirada afligida de millones de espectadores, convencidos de su imposibilidad de hacer algo más que participar en alguna concentración o procesión ovejera, el Estado de Israel vuelve a bombardear la franja de Gaza bajo la cobertura del antiterrorismo. Las lágrimas de cocodrilo de las principales potencias capitalistas no esconden su satisfacción por tener en Oriente Medio un tentáculo como el del Estado Israelí, auténtico brazo armado del capitalismo mundial para mantener el orden en la región. El proletariado que vive en Gaza, Cisjordania o Líbano conoce en su pellejo esta realidad.

Políticos, periodistas, oenegeros, sindicalistas, tertulianos y todo tipo de payasos del espectáculo, nos dan toda un gama de explicaciones y soluciones que encierran el conflicto en oriente medio dentro de los márgenes burgueses. Se limitan a crear una demarcación entre quienes defienden a los palestinos y quienes defienden a los israelíes, alineando a todo quisqui detrás de las banderas hediondas de cada Estado nacional. Para ello construyen toda una fábula grotesca que encubre la verdadera realidad social. Mezclan los intereses del Estado palestino con los del proletariado que vive en esa tierra, amalgaman la lucha desplegada por los proletarios con Hamas, ponen en un mismo saco al joven que tira piedras y a los grandes comerciantes o banqueros palestinos, asimilan al proletario que vive en Israel y lucha contra “su propia” burguesía (desertando, objetando…) con su brutal negación en el ciudadano que vive en complicidad con el Estado. Eliminan de esta forma toda la confrontación de clases, toda división social entre explotados y explotadores, fomentando el mito del enfrentamiento entre países.

Sin romper y desenmascarar todo este arsenal ideológico que enturbia la realidad, estaremos atados de pies y manos imposibilitados para asumir la lucha contra la masacre en Oriente medio como parte indisociable de la lucha contra la dictadura del capital. Es imprescindible afirmar abiertamente que esa masacre es antes que nada una expresión más del terrorismo que el capitalismo despliega en todo el mundo contra nuestra clase, contra nuestra vidas. Que quienes caen bajo las bombas, bajo las metralletas, bajo el terror capitalista son, en primer lugar, los niños, hombres y mujeres que han sido condenados en esa región del mundo a ser carne de cañón, a ser población superflua potencialmente peligrosa y que debe ser exterminada de forma cotidiana. Todos los Estados del mundo participan de una u otra manera en esta matanza. Los Estados occidentales, con el de Israel a la cabeza, masacrando; Hamas, la autoridad nacional palestina y demás organismos del Estado palestino, junto con los Estados propalestinos, impidiendo la estructuración en fuerza autónoma de esa masa de subversión, encuadrándola y dirigiéndola al matadero en actos suicidas, desarmándola, pacificándola, reprimiéndola y apresando a los irreductibles.

Los grupos y militantes revolucionarios de todo el mundo estamos obligados a subrayar y discutir como propia la lucha del proletariado en Palestina, sus intentos de proyectarse en fuerza autónoma, así como la represión que sufre. Destacar la tentativa de autonomía que en numerosas ocasiones ha trazado la lucha, enfrentándose a todos los Estados. Insistir en que la esencia de la lucha del proletariado en Palestina es la misma que en el norte de África, que en Grecia, que en los suburbios franceses, que en China, que en Irak, que en Oaxaca, que en Haití, que en todos los lugares donde el proletariado se levanta: la contraposición entre las necesidades humanas y las de la economía capitalista. Estamos obligados a denunciar y a enfrentarnos a todos los aparatos del Estado palestino o israelí, a todos los que son parte del organismo mundial del capital que nos masacra, que nos arrastra por falsos caminos, a todos sus lacayos por el mundo, a todos sus voceros y propagandistas. Y ante todo estamos obligados a luchar aquí y ahora, contra “nuestro propio” Estado, contra “nuestro propio” país.


NO SOMOS NI JUDÍOS, NI ISRAELÍES, NI PALESTINOS ¡SOMOS EL PROLETARIADO! CONTRA LA PATRIA. CONTRA TODA UNIDAD NACIONAL. CONTRA EL TERROR BURGUÉS. LUCHEMOS EN “NUESTRO PROPIO” PAÍS CONTRA “NUESTRO PROPIO” ESTADO.

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