Corre 1971 y The Rolling Stones ya es una banda de estadios, pero el 26 de marzo de aquel año hicieron una excepción filmando y grabando en The Marquee Club para la televisión estadounidense.
La sala de Londres era legendaria: sitio estrecho, de pequeño escenario y precios populares, donde actuaban grupos como The Who, Led Zeppelin y Pink Floyd, entre decenas de figuras seminales. Para los Stones se trataba de su cuna. Allí debutaron el 12 de julio de 1962, aunque aún no figuraban Charlie Watts ni Bill Wyman. De todas formas, en los anales del rock está marcado oficialmente como su primer concierto.
Este registro, parte de la colección “From the Vault”, que ha lanzado shows como “L.A. Forum (Live in 1975)” y “Hampton Coliseum (Live in 1981)”, suma otras peculiaridades. Un mes más tarde editaron “Sticky Fingers”, el primer álbum con Mick Taylor participando por completo, ya que en “Let It Bleed” de 1969 solo tocó en dos temas. Con el material caliente, adelantaron 'Brown Sugar', 'Dead Flowers', 'Bitch' y 'I Got the Blues'. Las tres primeras se convertirían en infaltables de su repertorio, no así la última. Completan el listado 'Live with Me', 'Let It Rock', 'Midnight Rambler' y '(I Can't Get No) Satisfaction'.
De este periodo, considerado como la era dorada del quinteto británico, existe muchísimo material en vivo editado en formato bootleg muy bien grabado, directo de la mesa de sonido; discos, por ejemplo, como 'Get Your Leeds Lungs Out!' de 1971 y 'The Original Nasty Music', que repasa giras de 1972 y 1973, donde la efervescencia del público se siente a pesar de la distancia del tiempo. Acá el factor de la filmación para la pantalla chica pone paños fríos a la perfomance.
En 'Bitch' los bronces hacen agua a medida que el coro toma la forma de una erupción. '(I can't Get No) Satisfaction', la canción más desdibujada en el historial Stone, se estampa en una versión para el olvido: Jagger ya no está insatisfecho, sino que canta con la voz de una súper estrella hastiada, y el efecto no cuadra. Al contrario, 'Dead Flowers', con el vocalista y Keith Richards compartiendo micrófono y Mick Taylor desplegando su talento de niño prodigio en guitarra, es arrebatadora. El mismo nivel en 'I Got the Blues', y los casi diez minutos del clásico de clásicos 'Midnight Rambler', quizás su mejor canción en directo. Es un show correcto de una banda totémica en sus mejores años, aun así una delicia.
Por Marcelo Contreras.
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