Wilco estuvo en casi todas partes de la web a propósito del lanzamiento de su más reciente disco, “Star Wars”. Por un lado, porque se llama así, “La guerra de las galaxias”. En segundo lugar, porque tiene un gato súper kitsch en la portada. Y, por último, porque lo lanzaron sin previo aviso. Y gratis.
Sin embargo, al final del día esta placa se yergue indiferente al panorama de la industria musical actual que allanó el camino para este lanzamiento tan sonado y viral, y hay que reconocerle que es un disco corpulento, un esfuerzo encomiable que, tras dos décadas de trayectoria por parte de una agrupación que algo ha innovado en el panorama del indie-rock americano, se agradece.
Algunos se han pronunciado con cierto desdén por el título, no obstante, hay que recordar que Manic Street Preachers publicó alguna vez un disco llamado “The Holy Bible”. ¿Quién se molesta tanto hoy en día por un título rimbombante? Lo importante es que la fuerza efectivamente acompañe a Wilco en esta pasada. Y si es que hay algo que valoran internet y sus redes sociales, es esto de citar a las instituciones de la cultura pop, y “Star Wars” es justamente eso; o cualquier cosa que tenga que ver con los gatos... o los perros. Y las cosas que se ofertan gratuitas también. Definitivamente no cae bien estos días el viejo hábito de pagar por las cosas.
En este caso, considerando un par de títulos de canciones que parecen reflejar el tema digital y social (‘Random Name Generator’ y ‘Magnetized’ entre ellos), este noveno disco de la banda de Chicago, para haber sido un lanzamiento poco convencional, es justamente lo contrario, algo conservador.
En los primeros momentos de “Star Wars” no se sabe qué pensar, la apertura de algo más de un minuto de duración con la sacudida y descarga instrumental llamada ‘EKG’ funciona más que otra cosa, como una llamada de atención. ‘More ...’ sigue, y entre riffs de guitarra que denotan algo de brusquedad, Jeff Tweedy enuncia un intrincado juego de palabras con ‘More (Más )’... antes de surfear en una ola de noise.
‘Random Name Generator’ posee la misma ferocidad lírica de ‘More ...’, la voz de Tweedy no deja lugar a dudas ("como que me gusta cuando de vez en cuando te hago llorar"), aunque esta vez suene algo enterrada en la mezcla que es donde se va a quedar, en líneas generales, durante todo el transcurso del disco. ‘You Satelite’ nos sorprende en la mitad del álbum brillando como la pista más larga de todas, con poco más de cinco minutos. Es lo que requiere una cocción lenta de corte psicodélico que alcanza peaks de frenesí antes de optar por recular pacíficamente, una ecuación que Wilco han resuelto como expertos en el transcurso de lo publicado en sus 20 años de carrera. En el caso de ‘You Satellite', cuando las canciones son largas, siguen sintiéndose de alguna manera demasiado cortas.
Para algunos, el factor sorpresa de “Star Wars” se puede equiparar a su muy contenida propuesta sónica. En un poco más de media hora, Wilco consigue equilibrar su maestría en melodías agradables con su insistencia por incursionar en lo inesperado y experimental - algo que la banda había probado en su anterior y aplaudido disco de 2011, “The Whole Love”. Un esforzado riff centrado decididamente en su grandilocuencia viene a ser ‘Random Name Generator’, una especie de T-Rex deconstruido y acelerado en la marcha al punto que se reconstituye en la onda Wilco. También ‘The Joke Explained’ es un lamento indolente, a la Dylan, que sigue al pie las leyes de la retrospección tan propia de Tweedy, enarbolando su característico puente, muy breve, y solo, muy económico.
‘Taste the Ceiling’ se apoya en las melodías semi acústicas, la más optimistas y luminosas de la banda, con un Tweedy que reflexiona en simple, pero potente ("¿Por qué te perdono? Porque me confundo"), que es balanceado con eficacia por temas como la más stoner ‘Pickled Ginger’ y la dinámica morfina de ‘Cold Slope’, que marchan a un paso de rock más machacante. Mientras tanto ‘Where Do I Begin’ y el cierre del disco, ‘Magnetized’ tienen esa onda The Beatles: la primera explora las líneas borrosas, entrelazadas y limítrofes de relaciones íntimas con un Jeff Tweedy que puede estar abordando específicamente su propio tema con lo de su esposa, Susan, cuya batalla contra el cáncer también había sido el leit motif en “Sukierae”, álbum de Tweedy junto a su hijo, Spencer, que fue publicado bajo su propio apellido. En la emotiva ‘Where Do I Begin’, Jeff se enfrenta con la paralizante falta del control sobre una situación traumática: "¿Por qué no puedo decir algo que te haga mejorar?".
Si esta última es de tono triste, la segunda citada y notable ‘Magnetized’ cierra las cosas con una nota más clara. Como Tweedy da de baja un disco con estilo, con esta dichosa balada, algo de piano electrónico con el que profesa una dedicación a su tema: "Me doy cuenta de que estamos magnetizados." Con una rítmica vagamente reminiscente de The Jam y Zeppelin en ‘King of You’, hasta el momento que ya referimos como "magnetizado", en “Star Wars” la banda pasea frente a tus oídos todo el mundo que va desde ELO, los comienzos de John Lennon en solitario, Harrison junto a Beatles, Sparklehorse y Eels, resultando en una profunda, brillante, por momentos muy conmovedora, oda a la vieja escuela del rock verdaderamente alternativo.
No era como que dudáramos de Jeff Tweedy y compañía, pero “Star Wars” llega a ser una especie de alivio. Se mueve en el territorio de la familiaridad, donde su apariencia sonora inconfundible es de un enfoque nítido. Las formas de sus acordes, los estribillos líricos, la esencia beatlesca de sus líneas de guitarra, el crescendo de las composiciones y el aliento psicodélico son los que hacen de este el producto de una cosecha 2015 más que interesante.
Por Alfredo Lewin.
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