"El niñito se levanta
pero aún no despierta,
aunque nunca contó como fue su adolescencia
él cree que aún tiene las mismas fuerzas,
es una pena que haya perdido la conciencia.
Con su bolsito se dirige a la hípica,
lugar de viejos apostadores
donde van gastando lo poco
que les queda de sus vidas.
Ofreciendo un cafecito
o quizás una empanada,
el olor de los cigarrillos le olvidó
a entender que ya ha perdido
todo lo que una historia
le ayudó a poseer.
Pero otra vez la función terminó,
es momento de abandonar el lugar
para ir a casa a descansar.
Y ahí va sin rumbo fijo,
no tiene ganas de volver a casa,
no quiere aún descansar.
Camina hacia el bar,
ahí ahoga todas las penas
que por el día le cuesta expulsar.
Ese es mi viejo
que sin querer queriendo
en alguien solitario se transformó,
ese es mi viejo
que sin esperar a serlo
en un alcohólico se volvió."
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