El título “4 ½”, lo dice todo. Luego del magistral despliegue y ambicioso concepto de “Hand. Cannot. Erase.” (2015), Steven Wilson decide hacerse cargo de un concepto más grande, el de su propia discografía, y entregar, como un intermedio entre su cuarta producción, y un futuro álbum por desarrollar, algunas de las piezas faltantes de su puzzle personal.
‘My Book Of Regrets’, es uno de los tracks compuestos originalmente para su cuarto trabajo, y que por motivos de obsesión del compositor, quien prefiere que sus trabajos no pasen de los cincuenta minutos de duración, quedó fuera del montaje final. Con un tono menos melancólico que el resto de las composiciones de entonces, esta versión está en su mayoría registrada en vivo, con Craig Blundell en baterías y Dave Kilminster en guitarras, Nick Beggs en bajo y Adam Holzman en teclados. La instrumental ‘Year Of The Plague’, rescatada de las sesiones del oblicuo disco de 2013 “The Raven That Refused To Sing (And Other Stories)”, recoge por su parte todo el influjo pinkfloydiano que Wilson lleva en sus circuitos internos. Su textura etérea y pastoral encuentra un gemelo perverso en la enigmática ‘Sunday Rain Sets In’, proveniente de las sesiones de HCE (con un abrupto quiebre jazz fusión), y la detonante y radical ‘Vermillioncore’ (con un esquizofrénico solo de stick de Nick Beggs), también de 2013, toma su nombre de un ficticio elemento pesado inexistente (y progresivo).
El EP incluye dos tracks provenientes de la época de Porcupine Tree: ‘Happiness III’, escrita en 2003 para la película fantasmagórica fallida “Deadwing”, y ‘Don’t Hate Me’, un track originalmente revelado en el disco “Stupid Dream” (1999), y que según el mismo Wilson, es una de sus más queridas composiciones. En el caso de la primera, considerada por su autor como una pieza más pop de lo acostumbrado, quedó durante años relegada a la caja de secretos, hasta que fue registrada nuevamente en 2014 para las sesiones de “Hand. Cannot. Erase.”, pero terminando nuevamente fuera del cuadro (llama la atención su final en fade out). La clásica ‘Don’t Hate Me’, revisitada esta vez en el año 2015, y con Ninet Tayeb en dúo con Steven, conlleva el mismo sentimiento de desolación que su trabajo más reciente, inspirado por una triste historia de alienación y soledad postmoderna.
Como haciendo las paces con sus propias historias de fantasmas, una especie de “retorno feliz”, el sonido de este “4 ½”, es el de un Steven Wilson que mira hacia sus propios pasos, con ojos que ahora han visto, escuchado y vivido más. No es secreto que el músico ha dominado en estos tiempos simplistas el ancestral arte de los trabajos conceptuales, y si el mismo autor considera que estas piezas merecen un lugar en su propia historia, pues habrá que prestarles la debida atención. Sin arrepentimientos.
Por Nuno Veloso.
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