domingo, 6 de marzo de 2016

BLACK SABBATH - THE END

Black Sabbath arrancó su gira de despedida y lanza este título que no es propiamente un disco completo, sino temas de las sesiones de “13” (2013) con la producción de Rick Rubin y Brad Wilk (RATM, Audioslave) en batería, más cortes en vivo de las últimas giras promocionales de aquel triunfal retorno de la alineación clásica, excepto por la notable ausencia de Bill Ward en tambores y platillos. 

Aunque Ozzy Osbourne anunció el año pasado que primero harían un nuevo álbum y luego vendría el tour final, en octubre se desdijo y confirmó solo el retorno a la carretera. Si esto es lo último que tendremos de material inédito, la sensación dista poco de un coito interruptus, o un violento encendido de luces en medio de una fiesta casera.

Las canciones nuevas no representan descartes, sino contienen la calidad suficiente para haber hecho de “13” un álbum aún más contundente. El sonido es un verdadero placer en cuanto a resolución, pero prescinde de esa espesura, la pastosidad fundacional de “Master of Reality” (1971) o algunos pasajes de “Vol. 4” (1972), gravitante para crear el escenario propicio a los estados de alineación descritos habitualmente en las letras. El bajo de “Geezer” Butler nunca sonó más nítido y su complemento a la guitarra de Tony Iommi ronda la perfección. La voz de Ozzy Osbourne luce entera, del terror como siempre, y el trabajo de Wilk acierta en dotar a las canciones de una cadencia que realza los tiempos de los riffs.

‘Season of the Death’ abre fuego bajo ese temperamento rítmico, el pulso del tiempo es tan atractivo como la frase de guitarra, y se sostiene como una marcha hasta un viraje clásico en la estructura Sabbath, un intermedio con cambios de velocidad y acordes más melancólicos. ‘Cry All Night’ recuerda la adaptación que hizo del sonido de los hombre de Birmingham una banda como Alice in Chains, con el riff convertido en un ladrido, y luego un solo sensible que nos recuerda que la primera inspiración de Iommi fue el blues. ‘Take Me Home’ es un festín para Butler. Su destreza a veces subestimada colorea impecable un solo de guitarra clásica, mientras la frase principal evoca ‘Sweet Leaf’. ‘Isolated Man’ no se complica: agresividad en las cuerdas y desolación en la voz.

Los temas en vivo zigzaguean. ‘God is Dead’, grabado en Sidney, tiene una calidad paupérrima, como si el registro hubiera sido captado por el público. El nivel mejora en ‘Under the Sun’, tomado en Auckland. Los dos últimos, ‘End of the Beginning’ y ‘Age of Reason’, de las mejores de “13”, son apabullantes.

No es el ideal de una despedida para una banda que cambió el curso de la historia musical, pero Black Sabbath se retira digno. Desaparece de la escena con la misma bruma oscura y aterradora de sus inicios, la misma sinceridad brutal que tuvieron para barrer con los hippies y su quimera de amor y flores. Siempre hay alguien encargado de decir lo que no queremos escuchar y ver. Por lo mismo el agradecimiento será eterno porque el mensaje no solo era realista, sino que la música fue sencillamente grandiosa y revolucionaria.





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