miércoles, 27 de abril de 2016

LOS ORÍGENES DEL PUNK ANTOFAGASTINO

Aproximadamente son cerca de 25 años de tiempo transcurrido en el cual estas manifestaciones socioculturales, musicales, estéticas, identitarias, contestatarias en gran parte, comenzaron a emerger de las siempre agrietadas calles de la sociedad Antofagastina. 

Recordemos que el paí­s de aquellos años, experimenta cambios bruscos, cesantí­a e inestabilidad económica, ajustes radicales al modelo de organización estatal y de los subsistemas funcionales, tiempos de represión y censura institucional hacia cualquier manifestación extraña al régimen dictatorial. La juventud chilena en general, se ve inmersa en una situación que los supera; sus posibilidades de expresión, se debaten entre cierto modelo difuso de juventud para el régimen (las polí­ticas públicas para este sector son casi nulas), la-  conformidad con las reglas del juego de la costumbre y la competencia entre unos y otros desde la infancia, o la disidencia de la izquierda tradicional que ve con recelo estas manifestaciones “extrañas”o “modas”.

Seguidores del rock y-  sus manifestaciones más pesadas, siempre han existido en la ciudad, pero antes del 87, para muchos era difí­cil acceder a ese tipo de material y más del thrash o punk;-  escasamente habí­a-  algo de rock pesado-  en la disquerí­a de Marcos Torrico (bajo nivel del Caracol), Discocentro, CM Prat. Hacemos alusión al espacio de tiempo que va desde 1980 -1986, cuando se estrena la pelí­cula “Breakdance”, en el cual bandas como Krokus y Nazareth tocan en el Festival de Viña, del helado Punkracio, el Rock Latino, de la revista Súper Rock y el-  suplemento Clip, de Magnetoscopio Musical y la presentación de conjuntos más rockeros; del tiempo-  que tocan en Antofagasta Los Prisioneros y Aparato Raro como del grupo de pop local, Panorama; de la venta de muñequeras con púas, cassettes piratas de Heavy Metal en el centro de la ciudad y cortes de pelo tipo Punk o New Wave.-  Caso-  aparte es la Boutique Burbuja (Edificio Comercial Caracol), pues allí­ se solí­a encontrar más referencias-  a esas tendencias más radicales: en posters,-  dibujos-  y parches que habí­an en la tienda a modo de decoración; pero es a partir del 87 que-  este local comienza a traer algunas-  poleras, parches y música (más por encargo) pues tení­a contacto directo la legendaria tienda de discos, RockShop de Santiago.

Es importante señalar que estos referentes citados (pelí­culas o música), fuera de su trama y modos,-  revelan expresiones “diferentes”y aquello es atractivo no sólo por el gusto estilí­stico, pues para algunos también implica una conexión con la búsqueda de la propia expresión de-  su identidad ante lo homogeneizante y las reglas del juego diario; que para ese tiempo, estas presencias simbólicas eran atí­picas-  y excepcionales en Chile. Los principales artí­fices y difusores (me refiero especí­ficamente al rock pesado, punk, breakdance, hip-hop, etc.) de ello eran sus protagonistas, como hoy lo siguen siendo más allá de una perspectiva de asimilación pasiva de modas o discursos; antes no existí­a el desarrollo de una industria que absorbiera lo superficial de estos estilos y reorientara ciertos estereotipos estéticos hacia lo que hoy se entiende como el consumidor. En Europa y Estados Unidos, el desarrollo de esta industria ya se habí­a iniciado tempranamente; aquí­ en Chile, recién en los años noventas se empieza a perfilar, como nicho económico, estos contextos, bajo-  la idea de “moda juvenil alternativa”. En ciertos aspectos, el Rock Latino en los 80″™s en nuestro paí­s, implicó un intento de generar esa industria capitalizando las producciones musicales, los conciertos, las vestimentas y accesorios como así­ mismo el concepto de lo que implicaba ser joven dentro del rock latino; como podemos recordar, sellos discográficos, productores, programas de televisión y radio, marcas de bebidas como Free, fabricantes de vestuario y calzado coincidieron dentro del trayecto de tiempo que el rock latino funcionó para los medios; movimiento, en parte de la gente y en parte de otras entidades. Con ello no se pretende desacreditar y aminorar el impacto social, emocional personal y generacional que tuvo o lo que generó en cuanto al desarrollo de la música chilena, el rock y el pop en español hasta hoy, pues gracias a este espacio también se pudieron manifestar otras expresiones más marginales y atravesar-  de vez en cuando la censura de esos tiempos.


UNA ESCENA QUE NACE


A partir del verano de 1988 hay un mayor crecimiento de la escena que involucra mayoritariamente gente thrash y algunos hardcores y punks; paralelamente y aparte existen personas que participan de tendencias como el postpunk, Dark, y New Wave-  que luego-  se harán parte en la construcción de este circuito y tendrán un rol relevante en el desarrollo de la escena punk de inicios de los años 90″™s. De este modo, pero dentro del thrash como protagonista inicial, se gesta un curso de gente, intercambios de material y lugares para juntarse. En primer lugar se les ve en la planta baja del Caracol, una de las primeras apariciones como grupo de forma pública en el centro de la ciudad, cuestión que en una oportunidad hace preguntar a uno de los transeúntes si se trataba de un equipo de fútbol por el hecho de andar con poleras negras; del mismo modo, son entrevistados en un programa de la Radio Antofagasta (AM) y se escucha por primera vez en el dial antofagastino a Slayer (recién por esos años se sabí­a que Tom Araya podí­a ser Chileno), con toda la precaución y cuidado que se debí­a tener en ese tiempo al hablar o decir algo-  en contra del régimen de facto aún vigente. Luego se reúnen a las afueras del edificio Caracol, en calle Prat.

Como mención a parte, ese año pasan por la ciudad, de regreso a su paí­s, las bandas Peruanas de Thrahcore y Hardcore Punk, Curriculum Mortis y GX3, luego de tocar en Santiago en el concierto “Desencuentro Kloaca”, para dejar el demo ” Sentencia de Muerte”de Curriculum Mortis al editor del fanzine Blessed Slaughter (ex “Death Chaos”no la conocida “Death Caos zine”del editor Marcelo Ramos); lo cual vendrí­a siendo, las primeras bandas de-  estas tendencias-  y del extranjero en pisar suelo-  antofagastino; y pasarí­an varios años, para que un conjunto de otro paí­s tocara en la ciudad.

En aquel año no hay conciertos-  y bandas en Antofagasta, sólo espacios como las fiestas de colegio o liceos y las canciones más roqueras-  que sirven para “vacilar”; algunos van al Tupamar y después a un costado del Marina Club (hoy restaurante Puerto Caliche, Av. República de Croacia) donde se reúne un segmento de la juventud de la época a “taquillar”, también están las Ruinas de Huanchaca-  y los propios espacios que la gente de la escena establece dentro de su sector y empiezan a cobrar vida desde esos años hasta los noventas: las Torres de Codelco, el Trocadero, la Coviefi, el Curvo, calle Iquique, Plaza Matta, Población Oriente, la “H”(Helipuerto de la costanera), el Hoyo de Satán, el cerro de la Población Militar, entre otros lugares. Además de conformarse una escena general, espacialmente existen grupos asociados a sus sectores de residencia (grupos territoriales).

El primer fanzine de Antofagasta es “Deadly Regurgitation”(que también funcionaba como texto informativo-  o “infotext”) efectuado por Necro y Dextro, sus editores (fundado aproximadamente por el año 86), luego en el 87 aparecen Dark Thrash y Death Chaos, pero sólo el primero se concreta en varios números; posteriormente al 87 y hasta-  1992, se crean muchos fanzines, algunos se materializan y otros no, entre ellos: Death Caos con otro editor, Blessed Slaughter, Nasty Death, Skull Crusher (de Tocopilla), Repulsion, Morbid Visions, Reek of Putrefaction, Rotten Magazine y muchos más. Caso aparte es Toxoplasma (año 1990), el primer fanzine Punk en Antofagasta. Casi todos los fanzines del periodo, además de tratar temas concernientes a la escena local e internacional-  aluden directa e indirectamente a la situación que se vive en Chile. Toxoplasma, por su parte, en el 92 aborda temas como el rechazo del aniversario de los 500 años del Descubrimiento de América; situación que fue relevante en la escena punk nacional e internacional (hispana latinoamericana) de ese año; de hecho, los medios de difusión punk, hicieron su aporte dentro del cuestionamiento general que hoy existe frente a esta celebración; se puede agregar, que para la conmemoración de los “500 años del Descubrimiento de América”, se suman a las manifestaciones en Santiago, un gran número de gente asociada al punk.

Es necesario agregar, que el fanzine Toxoplasma, se especializó en la difusión del Punk Chileno, Latinoamericano y Español; siendo uno de los primeros órganos de expresión punk, junto a las primeras bandas punk de la ciudad.

Las bandas que surgen a fines del 88 y en el 89 son: Asphyxiated (Thrash Metal), Anti-fashion (punk), Regurgitation Deceased (pre- Azathoth, primera banda Death Metal), Dr. Utrí­culo (Thrashcore), Squad Protestant ( thrashcore punk), Asocial Uniforms (thrashcore), también están Plagio de Calama (ésta es la más antigua en estas tendencias pues viene-  del 87-88 pero no participa de dicha escena), Chután de Tocopilla que a su vez construyen un personaje de caricatura con el nombre de su banda (luego se llaman Chootan, después forman Agaisnt The Society o A.T.S.); prontamente hacia el 90 aparecen dentro del thrash: Azathoth, Atomic Danger, Cadaveric, Death Cross, Holy Atrocity, Eviction, Bloodless (pre- Aggressive), Thalarion, Headless, Dark Side, Aggressive, S.D.N (Grindcore, primeros en sacar un demo más producido en estudio de grabación en Valparaí­so), Doom de Tocopilla; en el punk y hardcore: NN, NNR, La Verdad, Comisión Civil, OS7, Kristian-  al Lote, y postpunk: Hot & Dark, Climax, Vaticano 3, Sueños del Rey; tempranamente de igual forma aparecen bandas en Calama que cultivan thrash metal y thrascore, además de la ya señalada. Algunos de los conjuntos de Antofagasta, graban demos, ensayos-  y algunos registros de audio en vivo que hacen algunos asistentes a los conciertos, lo mismo sucede con las bandas tocopillanas y Plagio de Calama.-  En el caso antofagastino y anterior a los S.D.N., se encuentra un cassette editado por la banda Asphysiated.


PRIMERAS TOCATAS


En el contexto de unas fiestas thrash y del deseo generalizado, surge la idea de hacer un recital, éste se concreta en la temporada de vacaciones de invierno de junio del 89 en un garaje (perteneciente a la familia de Tito Valdés, participante de la escena) de calle Dí­az Ganas antes de llegar a Manuel Rodrí­guez; en él tocan algunas bandas de la ciudad, entre ellas: Antifashion (Punk), Asphysiated (Thrash), Dr Utrí­culo (Thrashcore). La gente de la escena esta expectante ante este suceso, hay muchas ganas, pero la experiencia en armar este tipo de eventos es nueva, estudiantes del Colegio San Luis cercanos al Centro de Alumnos gestionan amplificación básica y tarimas para armar el escenario, entre ellos se encuentra Patricio Jara, vocalista de Asphysiated y editor del fanzine Dark Thrash.

A este primer concierto, asistieron cerca de 100 personas, fue un dí­a muy especial para las personas de la escena, como lo puede ser un dí­a de celebración significativo para cualquier grupo, pero para quienes vivieron en la ciudad de entonces, fue una situación embriagadamente inusual, como lo era ver por primera vez un flyer(1) pegado en alguna muralla de Antofagasta, irrumpiendo la hegemoní­a publicitaria visual habitual.

El recinto, era un pequeño garaje con murallas de concreto y sin techo; las primeras bandas empezaron a tocar, sonidos de thrash y punk ahora se escuchaban en vivo, el publico hací­a headbanging generalizado (movimientos con la cabeza en correlación con la intensidad musical y velocidad) y slamdance (semejante en los movimientos de una danza tribal tipo, pero de mayor velocidad y brusquedad, donde unos se topan con otros). Los instrumentos musicales que se prestaban las bandas entre sí­, retumbaban al uní­sono con las cabezas ardiendo de furia de thrashers, hardcores y punks; un festejo subterráneo, de frenesí­ colérico que harí­a saltar en pedazos aquel garaje mecánico.

El segundo concierto, es efectuado el 19 de agosto de ese año, a las 18 horas en el Gimnasio 21 de Mayo, asiste bastante gente, hay presencia de mujeres (pues para ese tiempo era casi nula)(2) , la mayorí­a se ubica en las gradas de ese tradicional gimnasio de la ciudad, que por primera vez recibirá una descarga de música extrema. Otra vez, la sensación del ambiente es de expectación, se ven caras nuevas llegando al lugar; en esta oportunidad asisten un poco más de 100 personas. Las bandas que se presentan fueron: Asphysiated, Regurgitation Deceased (Death Metal – Deathcore), Dr. Utrí­culo, Squad Protestant, Asocial Uniforms y una banda de Calama – Chuqui que hací­a versiones de Cryptic Slaughter, Exploited y Sex Pistols.

Este concierto fue organizado por la propia gente como el recital anterior, sin mayores recursos o auspicios, a pulso y contando con redes de amistad y contactos dentro una lógica cercana al “hazlo tu mismo”. Al tiempo de realizado este recital, una de las bandas de metal antofagastinas tocan en Tocopilla, junto a las bandas locales, dentro de uno de los primeros conciertos de esa escena.

Dentro de esa escena germinal, también comparte gente que no necesariamente se asume como thrash, punk, postpunk o parte de alguna expresión rockera diferente; también hay algunos jóvenes que inician su inquietud por dibujar y hacer comics, aparecen los primeros testimonios del tatuaje, como de otras manifestaciones que no tení­an espacios o circuitos por aquél entonces. Asimismo podemos mencionar, la participación de gente de la escena que vení­a de otros lugares o que posteriormente desarrollan nuevos proyectos en otras partes, entre ellos: Julio de Asphxiated (en la banda Excecrator), gente en el conjunto black metal Ammit (Santiago), Claudio Infante de Anti-Fashion (Los Machuca), Juan Carlos de Thalarion y Rodrigo Avilés de SDN (ex Corpse Grinder de Villa Alemana), Gustavo Ober de SDN (hoy en Cerberus), Luis Ordenes de N.N. y N.N.R. (reactivándolos en la Quinta Región), Gonzalo Zanzana y Marcos Marrodán de La Verdad (en las bandas, Alguien y Los Con Dones, respectivamente).


EL FIN DE LOS ORíGENES Y EL INICIO DE LO QUE CONTINÚA


En ese lapso de años, de la primera mitad de los 90s, se organiza un encuentro llamado Bienal Underground (1991 aprox.) que incluí­a poesí­a, afiches, entre otras expresiones, también se hace la primera Fiesta Alternativa (1993 aprox.) en una discoteca que funcionaba en la parte baja de la Torre Pérez Zujovic llamada Zone, organizado por la gente de la escena y el apoyo de Eduardo, dueño de Black Shop, tienda especializada que aparece en ese tiempo. Tocan dos bandas y Marcelo Aravena (integrante de Anti-Fashion y Hot & Dark) participa como Dj.

En Radio Sol FM (1992-1993) aparecen micro segmentos donde tocan estos estilos, uno de ellos fue “Por lo bajo”, a cargo de Javier Cepeda y otro, por una persona que habí­a llegado del Brasil y traí­a material musical para difundir.

Ya a partir de los 90's, se hace recurrente lo que expresará Marcela Araya hace un momento, respecto a la represión policí­aca y episodios de violencia en los conciertos y en la escena.

Al interior del clima general de este circuito underground, comienzan a operar fuerzas que disgregan la confluencia de tendencias, grupos y personas como asimismo de situaciones más complejas; no en una suerte de armoní­a idí­lica anterior, pero sí­ en función de un ambiente preliminar más propicio para confraternizar y construir una escena underground sin mayores influencias entrópicas al interior de ella, a parte de agentes externos relacionados con el contexto epocal en Chile, la institucionalidad tradicional o de otras entidades. De esta manera, la cierta coincidencia y co-existencia de tendencias en la escena underground antofagastina, en lo que va de fines de los años 92, 93 y 94, inicia su separación; parte de la escena punk y thrash emprenden sus propios caminos como así­ mismo emerge una diversificación de tendencias e intereses. Es necesario mencionar que no se puede establecer de forma categórica, cuáles fueron los lí­mites o fronteras de este contexto underground y si la totalidad de los protagonista que lo constituyeron, se sentí­a o percibí­a dentro de ello; pero sí­ fue un referente común en los testimonios y experiencias registradas de varias personas que hicieron parte de ese circuito underground.

Los años que vienen son la gestación de un nuevo escenario, de recambio generacional, de otras ideas o del reciclaje de lo anterior, de la masificación, mercantilización y reorientación de estas expresiones por agentes externos a sus campos de gestación, de la vuelta al underground o la generación de nuevos circuitos por parte de antiguos y nuevos protagonistas, de mayor facilidad en el acceso a la información y de inmediatez de las comunicaciones, como asimismo de una creciente institucionalización en cuanto normalización de las expresiones musicales “diferentes”en su contacto con las polí­ticas publicas sobre la juventud y el consumo juvenil; también de profesionalización y producción en cuanto a bandas y eventos, esto último, esfuerzo en que se involucra la tienda Black Shop al transcurrir la primera mitad de los noventas, entre otros actores de la ciudad.

Algunas cosas que prevalecen de esos orí­genes: una gran experiencia para sus protagonistas, la apertura de espacios para tendencias culturales – artí­sticas alternativas e innovadoras que hoy existen en la ciudad, generar focos de pensamiento crí­tico, aprender a asociarse y organizarse; prácticas relevantes no aportadas ni visibilizadas por las instituciones tradicionales; cuyo origen y potencial principal, fue y sigue siendo, la generación de espacios, procesos, sentidos, historicidad, territorialidades, independencia y control cultural por parte de sus propios actores.


Por Christian Castro Bekios.


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