"La tarde se ha juntado otra vez,
los algodones amarillos
han pintado de tristeza la ciudad.
Es inevitable pensar
que todo se vuelve a perder
entre los pétalos que caen
por culpa del viento que los ha soplado
hasta tocar el suelo desde el vaivén.
Y perdona por sumergirme
entre los delirios de la soledad,
es que estoy acostumbrado a ello
desde antes que te pudiera conocer.
Mis cicatrices están rotas
y no creo que se puedan fisurar,
tanto tiempo esperé
que el reloj de la tierra lo estancó.
Ahora que he vuelto a aplastar otro corazón
no me queda más que beberme la sangre
que en la noche de ayer derramé,
y pasar la lengua por el barro
sin dejar un rastro de lo que embarré."
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