sábado, 22 de abril de 2017

MASTODON - EMPEROR OF SAND

Después de publicar algunos de los discos más importantes en la historia reciente del metal, Mastodon dejó por los cielos la vara a superar, o al menos igualar, por cada uno de sus nuevos lanzamientos, siempre esperadísimos. 

Los discos que sacan son información valiosa para entender la actualidad del género, así que es menester escuchar, por lo menos una vez, "Emperor of Sand" si la idea es tener una imagen clara del acontecer metalero, del que, guste o no, son el rostro ante la masa menos conocedora que, sabiamente, no se enreda en discusiones semánticas sobre qué tan pura es cierta música.

Lo de Mastodon claramente no es para fundamentalistas. La banda encara la tarea de darle continuidad a su leyenda en desarrollo con una auténtica exhibición de todo lo que sabe hacer. Y esa lista de habilidades es del largo de Chile. En "Emperor of Sand", debemos entender a Mastodon como una boutique de ideas que nunca descansa. El disco es la pulpa, un resumen, la versión editada de un sinfín de ocurrencias concebidas en el seno de un colectivo cuyo ingenio bulle. Una sola canción suya contiene la misma cantidad de partes que otros grupos distribuirían a lo largo de un EP.

Por ejemplo, 'Roots Remain', que parece una rama de ese tronco que era 'The Czar' de "Crack the Skye", es más un viaje que una canción. Despega desde la psicodelia y, a lo largo de sus seis minutos y medio, muta hasta quedar irreconocible, incorporando incluso un bestial efecto vocal, y después de un apasionado clímax guitarrero concluye con ¡un solo de piano! 'Jaguar God', ubicada al final, tiene una introducción de guitarra acústica y un inicio dócil, pero, por supuesto, termina en el electrificado polo opuesto después de atacar los sentidos con toda la proeza instrumental que, convenientemente, se ahorran en el primer sencillo, 'Show Yourself'.

Como ha sido la costumbre en sus últimos discos, el grupo se matricula con un single muy oreja en el que baja las revoluciones de su complejidad (algo especialmente notorio en la batería), aunque, al final de 'Show Yourself', el diálogo entre Bill Kelliher y Brent Hinds pone la estampa de musicalidad avanzada que ha sido una de sus más notorias y aplaudidas características. De contrapeso sirve 'Scorpion Breath', una inyección de sludge suministrada con la ayuda de Scott Kelly (Neurosis) en la voz añadiendo cierta cuota de vértigo, como si no bastara con tener tres vocalistas en pleno aumento de su interacción. Porque si algo distingue a este disco, es la dinámica alcanzada por Brann Dailor, Troy Sanders y el mentado Hinds como cantantes.

"Emperor of Sand" es la más auténtica expresión de una banda acostumbrada a pensar en grande. Un álbum conceptual sobre un nómada del desierto que recibe una sentencia de muerte, es decir, una plataforma sobre la que explorar los asuntos filosóficos esenciales de la humanidad, obviamente con el giro épico que, a estas alturas, se les exige a los de Atlanta. Desde luego, no es más que una escafandra para bucear por sus propias vivencias personales, ligadas con el diagnóstico de cáncer que han enfrentado sus amigos y familiares. De hecho, la dedicatoria va dirigida a Catherine, la fallecida madre de Bill Kelliher.

La cuota sentimental es otro elemento que distingue a "Emperor of Sand". Acá las emociones son más reales que en cualquier otro disco de Mastodon. Sabiendo lo que está detrás de sus metáforas, frases como "el final no es el final" (de 'Roots Remain') o "no pierdas el tiempo, no dejes que se te escape" (de 'Precious Stones') cobran una fuerza mayor que la que tenían los riffs de sus inicios, de los que tampoco se olvidan en los segmentos de 'Sultan's Course' que recrean la magia de "Blood Mountain". Por toda la riqueza que siguen ofreciendo, Mastodon seguirán siendo inamovibles en el politburó del metal hasta nuevo aviso.



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