martes, 16 de mayo de 2017

EL DISFRAZ FEMINISTA DE CECILIA

Cecilia Pérez, la eterna vocera de Piñera en toda instancia, mostró su enojo en contra de Yerko Puchento, el personaje encarnado por Daniel Alcaíno, debido a que este hizo una broma acerca de su aspecto físico. 

Apenas escuchó lo dicho por Alcaíno, la ex ministra salió a defenderse vestida de feminista, hablando de Nabila Rifo, y haciendo una curiosa comparación entre la atrocidad sufrida por esta mujer y el anecdótico chiste del personaje de Vértigo en su contra.

Pérez, quien ha emitido desafortunadas declaraciones en relación al aborto y el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, en esta ocasión enarboló banderas de igualdad de género que le quedan un poco grandes y hasta parecen más bien una excusa para defenderse de una broma. Desde el primer momento prefirió usar el rol de víctima en días en que esto da tantos réditos, como si al decir un chiste sobre ella se estuviera insultando a todas las mujeres del país.

Suena bastante descarado, pero así ha sido. Ha pretendido usar un tema que no le interesa mayormente, para así no decir en voz alta que realmente no le gustó que la trataran de fea. Ya que ha pretendido hacer una especie de chantaje moral frente a un acto del que, tarde o temprano, como seres humanos que compartimos un mismo espacio, todos podemos ser objeto sin que esto signifique necesariamente un ataque discriminatorio. Al contrario, aunque Puchento no sea muy divertido, podríamos decir que lo que hizo fue más bien un acto de inclusión en una realidad en la que se ha confundido defender los derechos de la mujer, con encapsularla en un frágil frasco de cristal.


¿Por qué Pérez alza la voz por las mujeres del planeta solamente cuando ella es la atacada?


Simple. Porque hay tanto discurso dando vuelta, que hoy hasta el más reaccionario puede servirse de estos para defender su individualidad y, de pasada, ser aplaudido y defendido. Como si de verdad estuviera siendo atacado, cuando realmente sólo está experimentando el día a día de la convivencia en una sociedad.

Si Pérez realmente pensara en todas las mujeres y no solamente en su persona, tal vez habría abogado por las causas que hoy dice defender con anterioridad, antes de sentirse atacada. Porque lo de hoy no parece más que una triste pataleta de quien recuerda pertenecer a un género solamente cuando se meten con ella. Lo que podríamos llamar feminismo selectivo, ya que no la hemos visto en otras ocasiones echar mano a esos “valores” que hoy dice defender.

Ahora, ¿está mal que le moleste una broma? Claramente que no. Lo que parece discutible es que diga querer enfrentarse a un machismo para así ser vitoreada, cuando realmente lo que la motiva a mostrar su enojo no es más que una simple rabieta. Nada más allá. Por lo que, si es que miramos este caso con algo de frialdad, podríamos ver que acá hay dos personajes haciendo un espectáculo. Dos personas disfrazadas de lo que no son. Mientras Alcaíno se disfraza de Yerko Puchento para decir lo que no diría vestido con su ropa usual, Cecilia Pérez saca su disfraz de feminista para no contar que lo suyo es más bien un simple berrinche.


Por Francisco Méndez.

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