jueves, 17 de agosto de 2017

LA INEXISTENCIA DEL ÚTERO

De niña nadie te dice que tienes un útero, y creces sin moverlo, sin sentir su excitación, su latido; ves a las mujeres de tu alrededor vivir con posiciones rígidas, sin mover la pelvis ni el vientre, sin ver ni vivir las pulsiones uterinas. 

No hemos aprendido a mover el útero, ni a sentirlo; porque con la inmovilización de los músculos que forman la bolsa uterina se pierden también sus conexiones neuromusculares. En algunas culturas, la rana era el símbolo del útero, que salta y palpita y se mueve, (por eso también los test de embarazo se llaman los test de la rana). En otras culturas se decía que el útero era un pez, por su manera de moverse. Estos símbolos expresaban la existencia del órgano; y por eso, a pesar de que el útero es interior y no se ve, era algo conocido que desde niña te llegaba: y podías relacionar esos símbolos con tus propias pulsiones.

Los músculos del útero, cuando no se utilizan se ponen rígidos, pierden elasticidad y funcionalidad; solo cuando te escayolan una pierna un mes luego hay que hacer ejercicios de rehabilitación para recuperar la funcionalidad de la pierna. Imaginemos lo que sería si tienes la pierna sin mover desde que naces hasta los 20 años, o si te tapan un ojo al nacer y te quitan la venda de mayor: tendrías el ojo atrofiado. Pues eso es lo que pasa con nuestro útero. Antiguamente la mujer frígida era la que tenía el útero arriba bien quietecito, y de ahí viene el calificativo de 'histérica' porque 'histérica' viene de 'hysteron' = útero en griego.

El parto con placer se produce cuando el útero se abre suavemente, relajadamente. Con cada latido los músculos uterinos se distienden, se aflojan y el cuello se va relajando y abriéndose, poco a poco, con cada latido que al mismo tiempo es una oleada de placer. En cambio el útero rígido que en lugar de latir se contrae con espasmos, produce dolor, el dolor del calambre, que es el dolor de las famosas 'contracciones de dilatación'. Filogenéticamente está previsto que el parto sea un acto placentero; lo que no está previsto filogeneticamente es que la niña se haga mujer sin desarrollar su sexualidad, con el útero rígido, espástico.

Frédérick Leboyer, autor del libro "Por un nacimiento sin violencia", habla de lo innecesario e injustificado que son los partos violentos de hoy en día. Los úteros pueden abrirse suavemente, con ternura, con un palpitar suave, como explica muy bien en otro libro: "El parto: crónica de un viaje".
Hemos perdido el útero porque hemos perdido la sexualidad. Mereló-Barberá afirma que la mujer se socializa en la ruptura psicosomática entre la conciencia y el útero.Nuestra manera de vestir dice mucho de nosotras, con ropas ajustadas, sujetadores y bragas que nos separan de nuestro cuerpo. Las mujeres que llevan túnicas o chilabas van desnudas por debajo, están mas cerca de sentir su cuerpo. Pero lo peor no es vestir de cierta manera si no el creer que nuestras pulsiones y nuestros flujos son algo sucio, lascivo y pecaminoso. Te socializas sin saber de tu propio cuerpo, incluso sintiendo asco hacia él en algunos aspectos; como si el útero fuese una víscera más como el esófago o la vesícula.


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