El miércoles pasado se cumplieron 31 años del atentado del FPMR a la comitiva de Augusto Pinochet en la cuesta Las Achupallas, en el Cajón del Maipo. Tres de sus protagonistas, dos escoltas del general y César Bunster, ex frentista y autor intelectual del ataque, recuerdan el hito y explican cómo ese combate cambió sus vidas para siempre.
Corría el 07 de septiembre de 1986 un grupo de combatientes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) al mando de José Joaquín Valenzuela Levi (“Comandante Ernesto”) y de Cecilia Magni Camino (“Comandante Tamara”) alistaban el operativo denominado internamente “Patria Nueva” y que más tarde -tras la publicación de un libro- sería conocido como “Operación Siglo XX”. Mientras en una radio cassette sonaba el último discurso de Salvador Allende, la mística rodriguista flotaba en el aire y la ansiedad marcaba el momento de actuar.
Así el FPMR llevaba a cabo un operativo político militar que tenía por objetivo “ajusticiar” a Augusto Pinochet, el hombre que llevaba encabezando 13 años de una cruenta Dictadura cívico militar que ya había costado la vida de miles de chilenos/as, la desaparición y el exilio forzado de otro miles más, además de la instalación de un régimen de violación sistemática de los Derechos Humanos y que tuvo su génesis en el Golpe Militar del 11 de septiembre de 1973 cuando fuerzas de la oligarquía y la derecha política y económica del país derrocaron al Presidente Salvador Allende, electo democráticamente en 1970.
La “Operación Patria Nueva” o “Siglo XX”, de Ajusticiamiento al Tirano, “fue fruto del desarrollo subjetivo y material de la lucha organizada del pueblo y de una decisión política de demostrarle al pueblo su vulnerabilidad“, señala un informe del propio FPMR varios años después con motivo de recordar y analizar el hecho. El planteamiento del FPMR se basaba en que el éxito de su operación motivaría un levantamiento popular, asumiendo que las fuerzas represivas se verían sorprendidas y que subjetivamente el poder de la imagen de Pinochet demostraría su vulnerabilidad con la ejecución del tiranicidio.
La acción fue diseñada y planificada hasta el último detalle por la dirección del FPMR, lo que implicó varios escenarios posibles en cuanto a método y teatro de operación, concluyendo finalmente en la acción que terminaría concretándose la tarde del domingo 07 de septiembre de 1986 cuando Pinochet bajaba de su mansión ubicada en El Melocotón rumbo a Santiago en caravana de autos con escoltas integrada por miembros de los boinas negras y agentes de servicios de seguridad de la Dictadura. De esa manera el grupo de combatientes se acuarteló en una casona en el sector de La Obra en donde permanecieron esperando la orden de actuar.
Eran las 18:35 horas cuando un grupo de combatientes del FPMR, integrado por 18 miembros distribuidos en 4 unidades, emboscaron la caravana que trasladaba al Dictador en el sector de la cuesta “Las Achupallas” en el Cajón del Maipo, bloqueando su paso con una casa rodante e iniciando la descarga de los fusiles M-16 y lanzacohetes LAW, 1 fusil SIG calibre 7,62 milímetros, 1 subfusil P25 y un número indeterminado de granadas de mano caseras. que habían logrado ser internados por Carrizal Bajo.
La acción sorprendió a la caravana del Dictador quien se encontró bajo un nutrido fuego y con poca maniobrabilidad de acción. De este modo uno de los grupos de combatientes del FPMR comenzó a atacar y logró neutralizar a gran parte de la escolta y comenzó a disparar contra el Mercedes que traía al Dictador.
La mala fortuna
El Mercedes Benz que llevaba a Pinochet recibió toda la descarga y el impacto del proyectil del lanza cohete LAW, el que logró impactar el vehículo pero sin explosionar. El chófer del Mercedes, un cabo 2° del ejército pudo retroceder el vehículo y logró eludir el bloqueo huyendo de vuelta a la mansión en El Melocotón. De ese modo el Dictador lograba huir y salvar con vida. En el lugar, durante el enfrentamiento, cayeron muerto 5 escoltas de Pinochet y 11 quedaron heridos.
Al finalizar, el comando del FPMR se repelgó ordenadamente y subiendo a autos al cual colocaron balizas simulando ser miembros de los grupos de seguridad de la Dictadura pasaron por delante de los bloqueos policiales que se habían colocado ya al conocerse el atentado. Por parte del FPMR no se contó ningún herido y la acción militar se presentaba como exitosa. Al poco tiempo descubrirían que Pinochet sin embargo había logrado sobrevivir al ataque, un balde de agua fría de la mala fortuna.
Tras el atentado, la Dictadura volvió a instaurar el estado de sitio (el que sería constante durante los 17 años de Dictadura) y un grupo autodenominado “Comando 11 de Septiembre”, secuestró y asesinó a opositores de la Dictadura en las horas siguientes del atentado.
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