Para muchos Salvador Allende fue considerado el primer presidente marxista en llegar al poder mediante el voto popular y por tratar de establecer un camino no violento hacia un Estado socialista. Pero su política era organizar a los trabajadores para que haya un acuerdo con la burguesía nacional para que renuncien a sus propiedades y sus privilegios, con un programa de limitadas reformas sociales dentro del capitalismo, donde el Estado manejara los recursos económicos estratégicos y fomente el desarrollo de un capitalismo nacional.
La política de Allende no era suficiente para que los trabajadores luchen por su independencia política en el camino de la toma del poder, aunque sí llegaron a tocar ciertos intereses para que no pudiera finalizar su mandato. El 11 de septiembre de 1973, el general Augusto Pinochet lideró un golpe de Estado financiado por la CIA.
La intervención extranjera en Chile se enmarca en un contexto mundial en que Estados Unidos consideraba como prioritario impedir el avance del marxismo y el socialismo en América Latina e influir directamente en sus economías.
Este lunes se cumplieron 44 años del golpe de Estado en Chile que dio lugar a la dictadura de Pinochet. En cierta ocasión Augusto Pinochet dijo: "La mentira se descubre por los ojos y yo muchas veces mentía, por eso usaba anteojos oscuros". Y, efectivamente, el militar demostró ampliamente tener habilidad para la mentira y el engaño: tan solo 19 días después de ser nombrado comandante en jefe del Ejército por Salvador Allende lideró un golpe de Estado que acabó con su Gobierno.
Es más, se dice que cuando en los primeros compases de aquel ataque a la democracia el equipo del presidente no logró contactar con Pinochet la respuesta de Allende fue "pobre Pinochet, debe estar preso". El golpe, que había sido precedido por el hallazgo en el mes de mayo de un gran arsenal de armas y explosivos en locales de la organización ultraderechista Patria y Libertad (responsable del asesinato del edecán naval de Allende y otros actos de violencia armada, y que contaba con el apoyo de la CIA) y por una sublevación militar de escaso alcance que ha pasado a la historia como el 'Tanquetazo' en el mes de junio, contaba en esta ocasión con los más importantes mandos de las Fuerzas Armadas de Chile y de los Carabineros.
En su primera proclama los militares decían estar embarcados en "la histórica y responsable misión de luchar por la liberación de la Patria del yugo marxista" y tenían la desfachatez de afirmar que "los trabajadores de Chile pueden tener la seguridad de que las conquistas económicas y sociales que han alcanzado hasta la fecha no sufrirán modificaciones en lo fundamental". Yugo pusieron ellos, y las conquistas económicas y sociales duraron bien poco.
Allende lanzó poco después su último mensaje al pueblo: "Tengo fe en Chile y en su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán de nuevo las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile!, ¡Viva el pueblo!, ¡Vivan los trabajadores!".
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