"Carlitos va caminando
por las oscuras noches de la ciudad,
va en busca de soledad
en medio de tantas tormentas
que hay en su nebulosa mentalidad.
La mínima gente que queda a su alrededor
con su mirada las va asesinando de a poco,
siempre le molestó en demasía la multitud,
es por eso que a veces va al cementerio a limpiar su ataúd.
Con su túnica y su sombrero negro
va en busca de su corcel perdido,
él dice que es parte de otra vida,
dice que viene de un pasado mejor,
añora la época del oeste en que era un gran bandido.
Este vaquero agita su pistola
pero no hay muertos, nadie hace ruido,
su fusil está vacío.
Sus movimientos son repetitivos,
el trastorno de su realidad es constante
porque nunca nadie estuvo antes.
Carlitos ya se cansó, ya está por esclarecer,
ahora se marcha lentamente de la ciudad;
no deja huella, no deja ni un rastro.
Regresa al cementerio y abre el ataúd
para ocultarse de la vida y la muerte
que siempre lo asecha al anochecer."
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