Dos hombres habían asaltado y asesinado a golpes a una trabajadora de la Universidad. Luego de eso, la ecuación parecía sencilla para todos. Los responsables eran solamente los asaltantes y por consiguiente, la solución radicaba en el fortalecimiento de Carabineros y la seguridad del lugar; omitiendo completamente las razones por las cuales Margarita se encontraba -sola- en ese lugar a las 5 de la mañana.
Margarita Ancacoy era trabajadora del aseo de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (una de las facultades con más ingresos) de la Universidad de Chile. Institución que no proporciona a sus trabajadores (as) un transporte adecuado para llegar de madrugada al lugar de trabajo y que hoy, decretó 3 días de duelo sin hacer ninguna autocrítica respecto a las condiciones laborales en que mantiene a sus funcionarios (as) y tampoco esbozó medidas para que situaciones como estas no se vuelvan a repetir.
A pesar de la responsabilidad que sin duda cabe a la Universidad de Chile en este terrible hecho, la FECh dirigida por Movimiento Autonomista se ha limitado a compartir los tres días de duelo decretados por las autoridades universitarias, sin referirse a que todo esto podría haber sido evitado si la Universidad no sólo exigiera a sus funcionarios (as) llegar de madrugada al trabajo, sino que también les entregara un medio de transporte seguro.
¿Demandas de universitarias y trabajadoras por separado?
Y no sólo eso. Porque tanto en la Universidad de Chile como en la USACh se han encargado de asentar la diferenciación entre las demandas de trabajadoras y las mujeres universitarias, cuando son precisamente las funcionarias de la Universidad quienes no sólo están expuestas aun mas al acoso y abuso sexual, sino que tambien al hostigamiento laboral (cuestión por la que además están siendo cuestionados en nuestra misma Universidad). Separando sus luchas de las nuestras y votando en contra en la Universidad de Santiago para que el fin al subcontrato fuera integrado a la movilización de las mujeres actual en las universidades.
Hoy la muerte de Margarita no ha tenido una respuesta desde el movimiento de mujeres actual; donde sectores del separatismo siguen insistiendo que la lucha en contra de las condiciones laborales se tiene que dar separada de la lucha de las estudiantes. No basta con llamar a más velatones ni con pronunciarse frente a este hecho sólo desde la vereda de la opresión de género.
Margarita no sólo murió por ser mujer, Margarita murió por ser trabajadora precarizada y en las condiciones que llevaron a su muerte, la Universidad de Chile también es responsable.
Es por eso, que la fuerza de la movilización mujeres actual tiene que estar hoy a disposición de la máxima unidad con los trabajadores (as) de las Universidades, para poder exigir condiciones laborales mínimas, como un transporte seguro y una jornada laboral que no las exponga a morir. Pero no podemos ser ilusos (as). No conseguiremos esto dentro de los marcos de la institucionalidad que administra y reproduce la precariedad del trabajo en manos de rectores y decanos.
Hoy las funcionarias (os) de la Universidad de Chile no pueden decidir y sus vidas quedan en manos de autoridades a las que no les importa las condiciones en las que viven. Tenemos que ser conscientes que mientras no cambie la estructura jerárquica y antidemocrática de la Universidad, donde las decisiones las toman unos pocos, cuestiones como estas seguirán pasando. Mientras esto siga siendo así, la reconfiguración de la institucionalidad y de nuestros gobiernos internos seguirá dependiendo de otros (as), a quienes no le importamos.
El gobierno y administración de las universidades debe estar en mano de sus tres estamentos, única manera de que se responda a sus necesidades más inmediatas y para eso, hoy como demanda mínima debemos exigir la elección universal de las autoridades, para que se sienta la voz de quienes sustentan los planteles educativos. Y como un puente hacia la administración triestamental de la Universidad a través de un cogobierno, donde sean estudiantes, académicos (as) y funcionarios (as) quienes puedan elegir sobre sus destinos.
Por Melisa Rodríguez & Romina Fuentes.
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