viernes, 23 de noviembre de 2018

EL ANARQUISMO EN CHILE

El anarquismo es una ideología política que busca conseguir la emancipación del hombre de todo tipo de organización jerárquica que limite coactivamente la libertad del ser humano. Surgió en Europa durante la segunda mitad del siglo XIX, en un escenario de profundas desigualdades sociales provocadas por la expansión del capitalismo industrial y la proletarización de las clases obreras. 

Las ideas ácratas o anarquistas se expandieron con rapidez por todo el mundo industrializado y a fines del siglo XIX se introdujeron en América Latina, potenciando los movimientos laborales con un agresivo discurso anticapitalista que propugnó la revolución social. Para ello, propiciaron la organización de los trabajadores y el combate frontal al estado burgués a través de la propaganda y la acción directa.

El ideario anarquista, cuyos principales exponentes fueron los pensadores europeos Pierre Proudhon, Mijail Bakunin y Piotr Kropotkin, se difundió en Sudamérica a través de inmigrantes europeos llegados a Buenos Aires, de entre los cuales destacaron Ericco Malatesta y Pietro Gori. En 1890, el inmigrante español Manuel Chinchilla creó las primeras organizaciones anarquistas entre los obreros tipógrafos de Valparaíso y Santiago, labor que continuaron Carlos Jorquera, Magno Espinosa y Alejandro Escobar. Los ácratas influyeron de manera importante en la etapa de conformación de las organizaciones de los trabajadores, difundiendo los ideales del asociacionismo obrero y la conciencia de clase. En este sentido, impulsaron el desarrollo de las mancomunales, las federaciones gremiales y las sociedades en resistencia, que alcanzaron gran apoyo entre obreros y artesanos de Santiago, Valparaíso, Talca y Concepción.

Durante las dos primeras décadas del siglo XX el movimiento anarquista chileno alcanzó su máximo nivel de difusión e influencia sobre el movimiento obrero, convocando a grandes manifestaciones, huelgas generales y sectoriales, meetings y protestas violentas contra el capitalismo y el estado burgués. En 1926 nació la Federación Obrera Regional de Chile (FORCH), afiliada a la internacional anarquista, Industrial Workers of the World. La influencia del movimiento libertario se hizo presente en el sector estudiantil y entre los intelectuales y artistas, en particular en la llamada generación del '20.

En la década de 1930, el movimiento anarquista entró en conflicto con otras corrientes ideológicas, como radicales, socialistas y comunistas, que propiciaban un sindicalismo legal dependiente de los partidos políticos. Los anarquistas, por el contrario, propugnaban un anarcosindicalismo libre, independiente de las leyes y del Estado. El Código del Trabajo, dictado en 1931, terminó por integrar a los sindicatos al sistema legal al regular los conflictos laborales, y acabó minando la influencia del anarquismo sobre los sindicatos.

Terminada la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo, los anarquistas se reagruparon en la Confederación General de Trabajadores (CGT) pero, a pesar de los esfuerzos que hicieron por repudiar el nuevo sistema de asociación, no pudieron evitar la consolidación del sindicalismo legal. Aunque en 1953 participaron en la creación de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), pocos años después ya habían perdido casi completamente su influencia sobre los movimientos laborales de alcance nacional.

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