Tom Morello es bastante más que el ex guitarrista de Rage Against The Machine y Audioslave. El músico fue capaz de redefinir el sonido de la guitarra, con riffs de extraños rugidos que parecían sacados de un laboratorio musical. No solo eso. El hombre de ‘Bulls on Parade’ dio otra estética al guitarrista, cambiando la melena larga por un jockey y colgándose el instrumento a la altura del pecho –como un buen alumno- y no en las rodillas, como la antigua usanza punk dicta. Un revolucionario completo.
Así, cuando sus bandas se vieron detenidas, él siguió experimentando y entregando sus punzantes acordes en distintos trabajos, como en Prophets of Rage, proyecto que mezcló a integrantes de RATM, Public Enemy y Cypress Hill. Y es esa inquietud y actividad constante lo que llevó a Morello a lanzar un nuevo disco –primero con su nombre-, esta vez llevando su experimentación a niveles quizás demasiado amplios. En “The Atlas Underground” fusiona sus riffs de firma propia con bases electrónicas, que a ratos no cuajaron del todo bien. Además, el músico contó con diversos invitados, como el dj Steve Aioki, el cantante de Mumford & Sons, Marcus Mumford; Big Boi, de Outkast, los raperos GZA y RZA, Gary Clark jr., entre otros.
El arranque viene con ‘Battle Sirens’, corte instrumental donde participa el dúo australiano Knife Party, quienes instalan un manto electrónico moderno. Desde acá en adelante se establece la idea de lo que vendrá luego: Morello no tuvo miedo de ir hacia terrenos electrónicos. Por supuesto que la crítica social es parte de la entrega: 'Rabit's Revenge' (con Bassnectar, Big Boi y Killer Mike) aborda la violencia racial, lo mismo que en 'Lead Poisoning' (con GZA, RZA y Herobust). ‘Every Step That I Take’ es un suave corte pop de buen sabor, aunque totalmente alejado de lo que nos tiene acostumbrado el guitarrista. Es donde Morello se emparenta con los nuevos tiempos y sonidos. La canción, que cuenta con Portugal. The Man, Whethan, carga con una ambigua letra que dice: “Cada paso que doy/ Dondequiera que miro/ Está justo en frente de mi cara/ Un pie en las sombras/ Un pie sobre los frenos/ Un pie hacia la horca./ Donde sea tranquilo y seguro”. Hay momentos donde encontramos al Morello que buscamos, como en la intro de ‘How Long’, corte que cuenta con Aioki y Tim McIlrath (cantante de Rise Against). Eso sí, para el final, la canción parece un tecno de discoteca adolescente. ‘Lucky one’ es otra de las buenas que abre como una de RATM, pero en torno al pop. ‘Vigilante nocturno’ sigue con la idea de mezclar cuerdas con baile y ‘Roadrunner’ es la que quizás carga más rock con el rapeo duro de Leikeli 47.
Al final del disco, la sensación es algo descolocante. ¿Alcanzó a funcionar esta extraña mezcla de rap, pop, electrónica y rock? La apuesta fue muy arriesgada y el resultado no parece quedar dentro de lo mejor del músico. Te queremos Tom, eres uno de los nuestros, pero no era necesario llevar la revolución tan lejos.
Por Juan Pablo Andrews.
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