"Nací entremedio de una balacera,
las metralletas avanzaban,
los tanques amenazaban.
No sabía lo que pasaba,
mi madre atemorizada
fuertemente me abrazaba.
Pero con el tiempo fui creciendo
y poco a poco comprendía todo,
una rabia y una impotencia
por no poder hacer nada.
No tenía en mis manos
un arma para poderme defender,
pero tenía una cosa mejor que eso,
tenía una cabeza, tenía un cerebro,
con el cual podía idear
y así los comencé a combatir.
Su apariencia no me atormentaba,
sus golpes no me callaban,
su violencia era mi conciencia,
y mis puños levantaba.
Yo siempre fui distinto,
nunca me importó lo que dijeran,
y si soy amigo del desorden
es porque agresivo es su orden."
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