A más de 50 años de su grabación, al fin sale a la luz este material histórico, que contiene los primeros registros de la mítica banda británica, grabados entre diciembre de 1964 y enero de 1965, cuando eran un quinteto conformado por Syd Barrett, Roger Waters, Nick Mason y Richard Wright, más la participación de Rado Close, el desconocido guitarrista líder de estos Pink Floyd tempranos.
Sin duda, el EP es un eslabón perdido y bastante sorprendente de la obra de la agrupación, pues las seis canciones son una muestra inédita de un blues rock primigenio e inocente, que exhibe a la banda antes del impacto que produjo Bob Dylan en el joven Barrett.
Lo que salta de inmediato a la vista es, por supuesto, que el liderazgo creativo del “Diamante loco” estaba claro desde estos primeros días, pues de las seis composiciones, cuatro son de su autoría: ‘Lucy Leave’, ‘Double O Bo’, ‘Remember Me’ y ‘Butterfly’. En todas ellas, se puede apreciar con claridad al Barrett pre-psicodélico, cuando era un joven artista de 18 ó 19 años, interesado en crear un rock and roll simple y directo. No obstante, ya se vislumbra el inmenso talento compositivo de un Barrett que todavía no había experimentado el profundo efecto de las experiencias alucinógenas causadas por el LSD. De hecho, es inmensamente llamativo ver cómo la banda pasó de este sonido de blues-rock tradicional sesentero a toda la profundidad lírica, musical y melódica del debut de Pink Floyd, “The Piper at the Gates of Dawn”, grabado tan solo dos años más tarde.
También Waters aporta con lo suyo en estas primeras grabaciones, con ‘Walk with me Sydney’, un tema entretenido y rítmico con la voz de la corista Juliette Gale. La composición, muy alejada de lo que haría la banda tan solo unos años después, también exhibe, de forma prematura, que tras la salida de Barrett, el líder natural de la agrupación era Waters, tal como lo demostraron los hechos posteriores. Finalmente, el cover del blusero estadounidense Slim Harpo, ‘I'm a King Bee’, no hace más que corroborar que Pink Floyd era una banda que se movía -con groove y buenas ideas-, entre el blues y el rock and roll influenciado por los primeros Beatles.
Las canciones de “1965 - Their First Recording”, dejan en evidencia la gigantesca evolución musical y lírica que Barrett sufrió en un muy pequeño lapso de tiempo, no solo en relación a “The Piper at the Gates of Dawn”, sino que también, con respecto a los primeros singles de la banda de 1966-67: 'Arnold Layne' y 'See Emily Play'. Un pop psicodélico y onírico, que ya fue otra cosa y que, simplemente, comparado con estos registros, muestra el vertiginoso y abismal desarrollo del “Diamante loco”, tanto como compositor, letrista y cantante. Un verdadero tesoro para los fanáticos.
Por Héctor Aravena A.
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