Cambio de casa, estilo de vida y ciudad. De los fríos y nostálgicos paisajes británicos, a las agitadas y glamorosas noches de Los Angeles y New York. De vivir en pareja, a pasar las horas solo y acompañado de un buen whiskey, siempre al lado de su buen amigo y vecino Alex Turner. A todo esto, se le suma un bloqueo mental que no le permitía componer canciones, ya que según su visión creativa, nada de lo hecho estaba a la altura de lo realizado anteriormente. Días grises vivió Miles Kane, mientras intentaba hacer su nuevo trabajo de estudio.
La vida era dura con el británico. Pero, antes de ahogarse en la última botella de alcohol, apareció un viejo compañero de escenarios, Jamie T, quien lo ayudó no solo a creer en sí mismo otra vez, sino que lo incentivó a tomar nuevos caminos y reencantarse con su música. Dicen que las penas del corazón se curan con una guitarra y un par de amigos. Justamente eso es lo que encontramos en lo nuevo de Miles Kane, “Coup De Grace”, un álbum en el que recurrió a todos sus cercanos.
Ante estos antecedentes, se podría pensar que este es un disco nostálgico, triste y de canciones lentas. Pero no. Miles agarró esa pena y la transformó en energía positiva, en temas que harían bailar hasta a los muertos. Riffs de guitarras, una simple pero poderosa sección rítmica y su potente voz. Kane no necesita de más para sacarle brillo a la pista de baile. ‘Too Little Too Late’, ‘Cold Light Of The Day’, ‘Silverscreen’ y ‘Something To Realy On’ no dejan pie sin moverse debido a su contagioso ritmo. Estas alegres melodías que coquetean con el glam rock, el rock & roll de los 60, y un aura punk (que la da vitalidad y fuerza a las canciones), tienen el sello distintivo del inglés. Además, se suma la gran interpretación de los músicos que acompañan a Kane, los que sin robarse el protagonismo, son parte esencial del sonido logrado en este álbum, debido a sus sencillas y correctas intervenciones, como en ’Too Little Too Late’ y ’Cold Light Of The Day’. Ellos se adaptaron a las canciones, no las canciones a ellos. ‘Cry On My Guitar’ y ‘Coup De Grace’, deben ser, sin lugar a dudas, los temas en el que se evidencia la mayor cercanía del británico con el glam, por la performance con las que canta, pero en ningún momento pierde su esencia: una potente y furiosa guitarra cargada a la distorsión que siempre suena limpia y llena de energía. La segunda, además de ser la que le da el nombre al álbum, es también el movimiento final de su amigo Finn Balor, que quién sabe si algún día la utiliza para entrar al ring de la WWE.
Pero no todo es desenfreno en esta nueva apuesta. ‘Loaded’ (que contó con la participación de Lana Del Rey), ‘Killing The Joke’, ‘Wrong Side Of The Life’ y ‘Shavambacu’, nos muestran el lado más sensible, aunque no menos intenso de Kane, en el que deja que su voz luzca como nunca antes en su discografía, gracias a los constantes cambios de tonos. Es en estas canciones en las que se aprecia la influencia de The Last Shadow Puppets, debido al dramatismo y matices que le agregó a su voz. Se escucha y siente más adulto y seguro de sí mismo.
Miles Kane logró sacar lo mejor de sí mismo tras perderlo todo. Se reencontró con la música y sacó su mejor versión. Con “Coup De Grace”, su tercera aventura en solitario, logró trasladar todo el carisma que derrocha en sus conciertos a su material de estudio. Si alguien se preguntaba dónde están las guitarras desenfrenadas y alocadas en el siglo XXI, pues Miles Kane las tiene.
Por Bastián Fernández.
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